Los muertos por covid-19 en el mundo no son un millón sino muchos más

Los expertos consideran que el recuento oficial está claramente subestimado

Cristina Mas
5 min
Un sanitari amb un pacient de coronavirus en un hospital de Jerusalem

BarcelonaOficialmente, un millón de personas en todo el mundo han muerto debido a la pandemia de covid-19. El recuento de la Universidad Johns Hopkins ya ha superado la cifra negra esta madrugada de martes y todos los indicadores apuntan que la epidemia continúa sin control. Un millón de muertos es una cifra que nos hace ser conscientes de la dimensión del problema pero, según los expertos, la realidad es que el coronavirus se ha cobrado muchas más vidas. Y es imposible saber cuántas.

"Un millón de muertos es el mínimo. Cuando damos cifras sobre la pandemia, siempre tendríamos que añadir la expresión al menos, porque sabemos que en realidad son muchas más y por lo tanto hablar de cifras tan exactas resulta absurdo", explica Joe Brew, analista de datos de salud pública. Si el recuento de la mortalidad ya es difícil en situaciones normales, en tiempos de pandemia salta por los aires: "Hace años que los científicos reclamamos por ejemplo datos de mortalidad fiables de la India y nunca los hemos tenido; e incluso en países desarrollados como España y los Estados Unidos, los datos de muertes por covid-19 no se corresponden con el incremento de la mortalidad, y la diferencia es de decenas de miles de personas. Creo que simplemente no hay capacidad para registar bien a los muertos, porque los que tienen que hacer el trabajo de registro son los mismos médicos que están tratando a los pacientes y en momentos difíciles, cuando tienen que elegir entre una cosa y la otra, se centran en curar a la gente. Es un hecho que está muriendo mucha más gente de la que se está contabilizando", apunta.

Gianluca Baio, profesor de estadística y economía de la salud del University College of London, también advierte de que la cifra "no se tiene que leer al pie de la letra". "Que se hayan atribuido tantas muertes en el mundo al covid-19 nos dice que la pandemia es enorme, una tragedia masiva, que se ha cobrado muchas vidas y está empujando a mucha gente a la miseria, este es el mensaje. Pero poner una cifra es mucho más complicado: es imposible saber cuánta gente ha muerto hasta ahora".

Los datos que comunican los países son poco fiables, en la mayoría de casos por incapacidad. En algunos lugares directamente es imposible saber cómo está evolucionando la pandemia: en muchos países pobres, en las zonas más aisladas, la gente nace y muere sin dejar rastro en ningún registro; otros están destrozados por la guerra (Siria o el Yemen), o son estados fallidos (Libia). Nadie sabe con seguridad si realmente la incidencia del virus en África es tan baja como apuntan las cifras o si, como ya tenían una elevada mortalidad, ahora la gente muere igualmente de covid-19 sin que se disparen las alarmas.

Operaris enterren el cos d'una víctima del covid-19 en un cementiri de Jakarta, la capital d'Indonèsia

Y los datos tampoco se escapan de la manipulación política: países como Rusia no contabilizan los casos que presentaban patologías previas, como diabetes, problemas cardíacos o cáncer, contraviniendo el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pide que se computen todos los casos, aunque el virus haya empeorado una patología previa, y también los casos que presenten síntomas aunque no hayan sido confirmados con una prueba diagnóstica.

De hecho, ni siquiera está claro en qué momento se tiene que empezar el recuento. China lanzó la alerta de un brote de neumonía atípica en la ciudad de Wuhan el 31 de diciembre y notificó el primer muerto doce días más tarde. Pero en Francia se ha identificado un caso del 27 de diciembre y algunos estudios han detectado el virus aquel mismo mes en aguas residuales en Italia. "Hubo casos de muertes que los médicos atribuyeron a terribles neumonías y que, a toro pasado, podemos estar razonablemente seguros de que ya eran muertos por covid, pero como entonces no lo sabíamos, no se clasificaron como tales", recuerda Baio.

¿Qué muertos se tienen que contar?

Para Baio, la cifra del millón de muertos también puede dar una imagen sesgada del impacto de la pandemia en sentido inverso: las víctimas del virus que habrían muerto igualmente. "Pongamos que un millón de personas han muerto de covid-19, pero hay que tener en cuenta que muchas de las víctimas son gente muy mayor o con enfermedades previas que también habrían muerto en 2020 sin la pandemia".

También están los muertos indirectos del coronavirus, no contados en los registros pero que se pueden atribuir a la pandemia, como los enfermos de cáncer de la Lombardía que se quedaron sin tratamiento por la saturación de los hospitales en marzo.

"No es tan fácil establecer la causa de muerte de una persona: si tienes tres médicos, pueden establecer tres causas", apunta Brew. "Imaginémonos a una abuela de 95 años que vive para ver a sus bisnietos una vez a la semana y después de seis meses con la residencia cerrada ha perdido las ganas de vivir. Aunque no se haya infectado, es una muerte que se puede atribuir a la pandemia". Y huelga decir cómo afectará la saturación de los sistemas de salud a la evolución de otras enfermedades epidémicas en el mundo, como la tuberculosis y la malaria. "Cuando el covid-19 se haya acabado, durante muchos años continuaremos notando el impacto en las otras enfermedades", prevé Brew. El director del programa mundial de malaria de la OMS, Pedro Alonso, ha avisado de que el impacto indirecto del coronavirus, por la disrupción en los sistemas sanitarios puede duplicar la mortalidad anual de malaria en África, hasta los 700.000 muertos.

El exceso de mortalidad: la cifra más fiable

Así, la mejor manera de medir el impacto del covid-19 es estudiar el exceso de mortalidad, es decir, la diferencia entre el número de muertes que se está produciendo con la pandemia y lo que sería esperable teniendo en cuenta los registros históricos de mortalidad. Analizada así, la fotografía del golpe de la pandemia es muy diferente: en los Estados Unidos, el exceso de mortalidad a principios de agosto era de 200.000 personas, cuando se habían contabilizado 140.000 muertes por coronavirus. En España hay 50.000 muertos más de lo que sería esperable, y se han registrado oficialmente 32.000 muertos por covid-19.

En todo caso, Brew recuerda que todavía estamos al principio de la pandemia. "Esto no se acabará ni este invierno ni el verano que viene. Hemos comprobado que no podemos erradicar la enfermedad con las medidas de distanciamiento social: esta pandemia se acabará con inmunidad de rebaño y esto se conseguirá o bien con una vacuna o bien a medida que avance la infección. Y mañana no tendremos una vacuna con una efectividad del 90%. Tenemos que buscar un equilibrio para los próximos dos años, y tampoco se puede descartar que no haya vacuna y que el coronavirus se incorpore a la familia de virus respiratorios que causa brotes cada año. Mensajes como 'salimos más fuertes', de Pedro Sánchez, que dan la impresión de una crisis intensa pero grave, hacen perder la credibilidad de los gobiernos, que es clave para ajustar las medidas de contención y su implementación a la evolución de la epidemia", advierte el experto.

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