El fin del juicio se perfila para julio y la sentencia, entre septiembre y octubre

En abril, excepto el lunes de Pascua, se vuelve a las tres sesiones por semana

Ernesto Ekaizer
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El president del tribunal del Suprem que jutja el Procés, Manuel Marchena.

MadridEl juicio del Procés, a la luz de la ingente cantidad de testigos y la fase de pruebas documental y pericial, se extenderá, según cálculos informales de la secretaría de la Sala Segunda del Tribunal Supremo hasta el mes de julio, incluso en las hipótesis de que las partes pactasen la renuncia a testigos, cosa que no va a ocurrir más allá de casos puntuales.

Fuentes jurídicas consultadas señalan que en el mes de abril se volverán a celebrar tres sesiones por semana: martes, miércoles y jueves. Con una excepción: la sesión del lunes de Pascua, 22 de abril. La prolongación del juicio tampoco cae como una sorpresa vista la cantidad de pruebas que el tribunal de enjuiciamiento ha admitido.

El juicio avanzará en medio de dos procesos electorales -las generales “sobrevenidas” del 28 de abril y las municipales-, gran parte de las autonómicas y las europeas, ya previstas para el 26 de mayo. Es la “nueva normalidad española”, donde se cruzan los acontecimientos judiciales y políticos.

Mientras, las declaraciones de agentes de la Guardia Civil en calidad de testigos van dejando caer la lluvia fina de la existencia de “odio” (sic) y “actos violentos” (sic) durante la jornada del 1 de octubre de 2017, una lluvia a través de la cual se puede ver cómo los fiscales giran a menudo sus rostros hacia las reacciones de los magistrados para advertir si gesticulan o toman notas. Se trata de una manera de calibrar el efecto que producen ciertas afirmaciones de los agentes, sobre todo cuando salta la palabra más esperada: “Violencia”.

Los agentes, empero, dan algunas pistas relevantes sobre la operación policial del 1-O. La explicación ofrecida por quien fuera coordinador, el coronel Diego Pérez de los Cobos, o el entonces jefe del Cuerpo Nacional de Policía, Sebastián Trapote, han sido que la intervención de esas fuerzas tuvo lugar por la defección el mismo domingo 1-O por de los Mossos d‘Esquadra. Sin embargo, ayer uno de los agentes admitió que los 'briefings' convocados por la Guardia Civil tuvieron lugar el día anterior, sábado 30 de septiembre.

La tesis del abogado de Joaquim Forn parece abrirse camino. Xavier Melero preguntó ayer al sargento primero G3722B si conocía la instrucción cursada por la Secretaría de Estado de Interior, la 4/2017, según la cual en caso de concentraciones importantes de personas era necesario solicitar auxilio a la policía autonómica catalana y señalaba salvaguardar la seguridad de policías y personas atendiendo a la convivencia ciudadana. El agente dijo desconocer esa instrucción y agregó que el día anterior al referéndum, el 30 de septiembre, participó en una reunión de trabajo -el 'briefing'- en la que se les explicaron las pautas de actuación para el día siguiente.

La actuación de Guardia Civil y Policía Nacional no fue, por tanto, la respuesta improvisada a la pasividad o colaboración cómplice de los Mossos -según se ha querido presentar- con la votación en el referéndum del 1-O, la conducta que habría precipitado la irrupción de las fuerzas procedentes de Madrid. Esa intervención fue planificada porque se partía de situar a los Mossos en el bando de las fuerzas del referéndum.

La idea de que esas fuerzas –el contingente policial de 6.000 efectivos que se trasladaron el 20 de septiembre a Cataluña- ya tenían previsto actuar de la manera en que lo hicieron llevó a Melero a preguntar al secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, el pasado 4 de marzo, por los resultados obtenidos. Es decir: si aun rebajando las cifras de la represión a la mitad (400 heridos entre los votantes, 90 policías lesionados y 100 centros cerrados) había merecido la pena.

Nieto señaló que sí porque se había logrado de ese modo evitar la imagen de que el referéndum había tenido lugar, o sea, la reedición del 9-N de 2014. Eso fue lo que Mariano Rajoy declaró sobre el 1-O en el juicio. Solo tenía validez, dijo, lo que la Junta Electoral había dictaminado: no hubo referéndum.

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