Llarena decidió prevenir la derrota de una extradición solo por desobediencia

Prescindió del informe de los fiscales al advertir su indecisión

Ernesto Ekaizer
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Un dels furgons policials que va traslladar els consellers i els Jordis de la presó al Suprem.

MadridEl magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena adoptó a solas la decisión de desistir inmediatamente de la orden europea de detención y entrega (OEDE) para prevenir la derrota jurídica de una extradición solo por uno de los cinco delitos solicitados: el de desobediencia.

La información procedente de Bélgica, y el anáisis realIzado por Llarena, descartó que la entrega se realizara por prevaricación, malversación, sedición y rebelión.

Solo quedaba, pues, un delito, el de desobediencia. Esta infracción penal no lleva aparejada pena de prisión, se castiga con pena de inhabilitación.

A Llarena, según fuentes consultadas por ARA, ya le rondaba la idea del desistimiento la semana pasada.

Por su parte, los cuatro fiscales de sala del Tribunal Supremo que trabajan en la causa de rebelión ya habían analizado escenarios entre los cuales estaba la retirada de la euroorden.

En efecto, Consuelo Madrigal, Jaime Moreno, Fidel Cadena y Javier Zaragoza consideraron la posibilidad de desistir con anterioridad al fallo adverso de la justicia belga o como consecuencia del mismo. Sin embargo, no se pronunciaron de manera inequívoca por una u otra opción.

El pasado viernes, día 1 de diciembre, al coincidir en la comparecencia para revisar las medidas de prisión de los diez dirigentes independentistas encarcelados, el magistrado Llarena realizó un intercambio de puntos de vista con Madrigal y Moreno, los dos presentes en las comparecencias.

Llarena, según las fuentes consultadas, vio que los fiscales entendían las razones para desistir, opción que ellos mismos, según se ha apuntado, habían barajado, pero advertían al tiempo que sería muy difícil explicar la decisión.

El magistrado ya lo vió definitivamente claro cuando el pasado lunes, 4 de diciembre, conoció la noticia procedente de Bélgica tras la vista de la cámara especial de primera instancia: el juez instructor de Bruselas anunciará su decisión sobre la entrega el jueves 14 de diciembre.

La orden europea sigue contemplando la doble incriminación del antiguo convenio europeo de extradicion: los delitos deben ser castigados por los códigos penales de ambos países o figurar en una lista de 39 infracciones. Y también el principio de especialidad. La persona entregada solo puede ser juzgada por aquellos delitos sobre los cuales se ha autorizado la extradición.

Llarena analizó una vez más el posible desenlace. La justicia belga no contempla el delito de malversación, prevaricación, sedición y rebelión como están tipificados en España.

Descartados la sedición, rebelión y prevaricación, tampoco vio el magistrado la posibilidad de entrega por malversación habida cuenta de que en Bélgica esta infracción penal requiere que el autor se apropie personalmente del dinero distraido, un requisito que no se plantea en el código penal de España ni se imputa tal conducta a Puigdemont y los cuatro exconsejeros.

Llarena estimó, dada esta situación, que una vez fijada la fecha del juez belga para dar su veredicto el 14 de diciembre lo mejor era anunciar rapidamente el desistimiento para evitar más dilaciones.

A la vista de la posición de los fiscales y de la interinidad del actual fiscal general del Estado en funciones, Luis Navajas, y ante el hecho de que el nuevo fiscal general Jesús Sánchez Melgar jurará su cargo en Zarzuela ante el Rey el próximo viernes, dia 8 de diciembre, Llarena decidió asumir de oficio la renuncia a la euroorden. No pidió informe a los fiscales porque ya conocía su posición y sobre todo porque ello hubiera exigido posponer el anuncio del desistimiento un par de días.

Llarena, además, en coherencia con el desistimiento, según fuentes judiciales, dictó una providencia para dejar sin efecto la orden de detención internacional que la jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, había cursado junto con la euroorden.

La razón es que si se mantenía dicha orden internacional, Puigdemont y los cuatro exconsejeros, de viaje o transito en otro país, podían ser detenidos, reeditándose la situación extradicional ya vivida en Bélgica, la intervención de la justicia de ese otro país, los principios de doble incriminación y de especialidad.

El magistrado Llarena, pues, ha renunciado a la entrega de Puigdemont y los cuatro exconsejeros no solo en Bélgica sino en todos los países.

Quiere Llarena juzgarles por todos los delitos y al no ser posible la entrega por ellos acepta, pragmáticamente, el exilio sine die.

Puigdemont, según ha declarado su abogado Paul Beckaert, no pisará España.Y mientras su exvixepresidente, Oriol Junqueras, permanece en prisión, Puigdemont hasta podrá hacer algún acto de campaña incluso en la frontera misma de Cataluña. Al otro lado, claro.

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