El análisis de Antoni Bassas: 'Kamala Harris y todas las mujeres que nos han precedido'

Una vicepresidenta como Harris, una juez como Sotomayor o un presidente como Obama ensanchan el campo de lo que es históricamente y socialmente posible

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En la toma de posesión de un presidente, todo el mundo sabe quién es el protagonista, y hoy todos los titulares de portada son para Joe Biden, claro. Pero en toda superproducción, junto al protagonista, hay papeles de reparto, y hoy una parte no menor de las miradas se van hacia una mujer que ya se ve que no tendrá que limitarse a ser una actriz secundaria. Me refiero a Kamala Harris, la nueva vicepresidenta de los Estados Unidos.

La primera mujer que ocupa la vicepresidencia del país, la primera afroamericana y la primera con orígenes asiáticos, al ser hija de madre india y padre jamaicano.

Ayer juró el cargo ante la primera jueza hispana del Tribunal Supremo, Sonia Sotomayor, que fue propuesta en 2009 por Barack Obama, primer presidente no blanco de los Estados Unidos. Hay muchos “primeros” en esta frase y esto indica que la sociedad ha ido cambiando y que el poder se ha ido adaptando a ello. Podemos quedarnos en el escepticismo de decir que el poder se traga todo lo que le puede hacer sombra y lo adapta para domesticarlo, pero podemos ir algo más lejos, también, y admitir que una vicepresidenta como Harris, una juez como Sotomayor o un presidente como Obama ensanchan el campo de lo que es históricamente y socialmente posible.

Se lo explicaré con otras palabras. En su reciente libro de memorias, Obama explica el momento crucial de la conversación que tuvo con su mujer Michelle el día en el que él ya no podía prorrogar más la gran decisión de si se quería o no se quería presentar para presidente. Ella, Michelle Obama, estaba asustada por el daño que la carrera política de su marido podía hacer a su relación conyugal y a la familia, que ya tenía dos hijas. Michelle le preguntó: “¿Por qué tienes que ser tú?” Y él le contestó: “Porque el día que levante la mano derecha para jurar mi cargo, niños y niñas como yo, de colores de piel como el mío, de procedencias familiares como la mía, abandonado por mi padre, verán que ellos también tienen posibilidades de hacer cosas en la vida”. Dice Obama que su mujer le dijo: “No ha sido una mala respuesta”.

Con Kamala Harris pasa algo parecido. Sobre todo porque, hablemos en plata, Joe Biden tiene 78 años, el presidente más viejo de la historia en el momento de tomar posesión, y la previsión de que Harris tenga que entrar a jugar el partido a la media parte no se puede ningunear.

Ayer la nueva vicepresidenta publicó este tuit: “Hoy estoy aquí gracias a las mujeres que me han precedido”, con una serie de imágenes de mujeres que tuvieron el doble coraje de levantarse ante el poder y de un poder eternamente representado por hombres. El agradecimiento de Harris a todas las mujeres que la han precedido es una señal de que sabe de dónde viene, o de dónde venimos, y dónde podemos llegar, sobre todo los más jóvenes, las más jóvenes, después de verla ayer levantar la mano derecha y jurar el cargo de vicepresidenta de los Estados Unidos.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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