CRÍTICA DE TV

La condena de Dominique Strauss-Kahn

La serie documental de Netflix es, de largo, la única condena posible al personaje

Mònica Planas
2 min

Netflix acaba de estrenar El imputado de la habitación 2806, la serie documental que profundiza en la investigación de un caso de abusos sexuales que tuvo mucha repercusión mediática cuando se produjo, en mayo de 2011. Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional y el gran rival de Sarkozy para convertirse en el siguiente presidente de Francia, fue detenido acusado de agresión sexual, intento de violación y retención ilegal de una camarera del Hotel Sofitel, donde se había alojado. Nafissatou Diallo denunció los hechos tan pronto como pudo huir de la habitación 2806, la suite presidencial, y ahora los explica ante las cámaras, en medio de un gran auditorio vacío que simboliza la manera en que los medios de comunicación y la investigación la pusieron a ella -y no al agresor- en el foco de atención. La serie consta de cuatro capítulos de cuarenta y cinco minutos que pasan volando y que suponen un crescendo narrativo: a medida que avanzamos se va descubriendo el auténtico Strauss-Kahn, un hombre admirado y venerado por la clase política y los franceses. La sintonía de la serie recuerda poderosamente -y seguro que no es casualidad- a la de House of cards porque penetra muy hábilmente en la cara más oscuridad del poder político, en la doble moral de sus líderes, en las estrategias de traición, en la red de cómplices que ocultan sus delitos y trapos sucios, en la erótica del poder y en los abusos y la impunidad de los hombres más influyentes del mundo.

Strauss-Kahn es el protagonista ausente del documental, pero la serie cuenta con las personas más importantes implicadas en el caso y algunas del entorno de confianza del político francés. A parte de Diallo, abogados de las diferentes partes, policías, fiscales, periodistas, amigos del político y otras mujeres asediadas por Strauss-Kahn también participan. El director se adentra también en la posible trama de una trampa para eliminar al rival más difícil de Sarkozy. Reconstruye la historia de revictimización que sufre Diallo por parte del sistema judicial norteamericano, los medios de comunicación y la propia policía. Es de esos casos flagrantes que vistos con la perspectiva actual resultan inconcebibles. El director Jalil Lespert va más allá de los detalles intrigantes de este caso y muestra cómo la tradición machista que imperaba en Francia y en todo el mundo consintieron, encubrieron y minimizaron acosos y comportamientos delictivos previos. A los espectadores que hayan leído el libro El consentimiento de Vanessa Springora, la Francia tolerante con los acosos que retrata la periodista Tristane Banon, otra víctima de Strauss-Kahn, no les sorprenderá.

El político consiguió salir impune de todas las acusaciones que recayeron sobre él. Esta serie documental es, de largo, la única condena posible al personaje. Por eso vale la pena verla.

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