Explosión de arbitrariedad

Esther Vera
1 min

Convertir la arbitrariedad en norma es lo que diferencia un sistema político cualquiera de una democracia madura. Algunos políticos catalanes y españoles intentan normalizar una situación completamente extraordinaria, como es el inicio de una campaña electoral con dos cabezas de lista en fuera de juego por lo que representan sus ideas, que defienden de manera pacífica. Uno está en prisión preventiva y el otro ante la justicia belga. La campaña electoral llega con la opinión pública exhausta, pero también indignada y con ganas de evaluar propuestas políticas serias para salir del bloqueo actual. El juez Llarena ha liberado a seis de los consejeros de la Generalitat que han estado en prisión en las últimas semanas, pero ha mantenido encarcelados a Junqueras, Sánchez, Forn y Cuixart. En palabras de García Albiol, inquisidor especializado en la herejía soberanista, la prisión se justifica porque no han expresado "arrepentimiento sincero". Todo muy normal. La abjuración de ideas democráticas se considera imprescindible para salir de la cárcel, lo que evidencia ante el mundo que se trata de una causa política. La última encuesta del CIS indica que los dos bloques en que se divide la opinión pública catalana en este momento están muy igualados, y sabemos que no hay mayoría silenciosa sino un bloque españolista que va a por todas, empoderado por la fuerza del Estado y los errores del contrincante, y un bloque soberanista que, cada día que pasa hundido en la consternación, refuerza una posible victoria de Ciudadanos en las elecciones del 21-D.

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