L'OBSERVADORA

Larga vida a Europa

La alternativa al mundo libre de la UE y los EEUU es China y su crecimiento económico con control dictatorial de la información y la negación de la libertad del individuo

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Llarga vida a Europa

En plena tormenta, con tantos ciudadanos agotando el agua de la embarcación sin descanso y entre gritos, es difícil ver como nos saldremos a medio plazo. Si miramos alrededor, la sensación de caos se impone por los estragos del coronavirus en todo el mundo, y los zarandeos políticos que evidencian la fragilidad democrática están por todas partes. Dicho esto, tendríamos que ser conscientes de nuestras fortalezas, que son muchas, y no pretender que la crisis que vivimos es única ni más peligrosa que las del pasado. De hecho, estamos en mejores condiciones que nunca para hacer frente a los zarandeos de la historia de la cual formamos parte como un pequeño eslabón, y la afirmación es especialmente cierta para catalanes y europeos si conseguimos medir el tiempo más allá de nuestra escalera. Este convencimiento optimista sobre la utilidad y el sentido de la Unión Europea necesita, sin embargo, la voluntad de no mirar solo a corto plazo y leer un poco de historia. Si miramos la foto fija, vemos una Europa con una amenaza sanitaria generalizada y miles de muertes diarias, una vacunación más lenta de lo deseable que atrasa la recuperación económica, países del Este como Hungría y Polonia que desafían los valores de convivencia comunes del club de los 27 y un cambio o una carencia de liderazgos en países clave como Alemania e Italia.

Alemania

Angela Merkel, que ha sido un factor de estabilidad y prudencia para Europa, abandonará la cancillería, donde llegó en 2005, después de las elecciones legislativas que se celebrarán el 26 de septiembre. El liderazgo de Merkel ha ido mucho más allá de Alemania y, recuperando el espíritu del que fue el eje franco-alemán de Mitterrand y Kohl, ha salvado algunas decisiones clave de la Unión Europea. Por ejemplo, en la gestión de la crisis de los refugiados y, una vez aprendida la lección del dolor de 2008, en el impulso del acuerdo para la creación del fondo de lucha contra la crisis actual.

Del nuevo presidente de la Unión Cristianodemócrata alemana (CDU) elegido este sábado, Armin Laschet, dependerá el candidato a las elecciones y, por lo tanto, el peso de Alemania en la UE después de Merkel, una líder solvente y tranquilizadora cuando hay tormenta. Laschet es presidente del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado de los 16 lands, y no necesariamente será el candidato a la cancillería. De hecho, los dos favoritos son el presidente de Baviera y líder de la CSU, Markus Söder, y el popular ministro de Salud, Jens Spahn, aliado de Laschet. El nuevo presidente de la CDU es considerado a priori un conservador pragmático, favorecedor de consensos. Veremos.

Italia

Italia vuelve a la inestabilidad política interna mientras se gestiona una pandemia que se ha cobrado 80.000 muertos de coronavirus. Las intrigas del ex primer ministro Renzi, de Italia Viva, son, una vez más, un factor de inestabilidad en la tercera economía de la UE, que cae al 9%, tiene una deuda pública del 160% y espera 200.000 millones de euros de los fondos europeos.

El lector puede preguntarse donde está, entonces, el optimismo. Pues en el funcionamiento de las instituciones europeas, la inercia del liderazgo de Merkel y la comparación con el mundo.

La apuesta por la UE tendría que ser nítida en Catalunya. Con una economía española trinchada por los efectos del virus, Catalunya y España tienen una oportunidad histórica con el fondo europeo. España recibirá 83.200 millones de euros a fondo perdido de un total de 140.000 después de los ajustes por la caída del PIB al 12,4 % (Alemania un 5%). Las ayudas totales de los socios europeos llegarán a un máximo de 750.00 millones (390.000 millones en ayudas directas). El endeudamiento de la Comisión Europea, aunque difícil y en contexto de debilidad gubernamental en Italia y Holanda, es un hito histórico y tendría que ayudar muy particularmente a un país con un 40% de paro juvenil a enderezar su economía. Catalunya, sin euro y sin Europa, no tendría hoy esperanza de reconstrucción.

El euro y los valores compartidos de un estado del bienestar desigual, pero vivo, y de una convivencia en libertad son la extraordinaria contribución de la UE a nuestros tiempos.

Precio de la libertad

También la comparación agranda a Europa. La polarización (el espíritu faccioso de Madison) crece en Europa con la extrema derecha, y es cierto que la crisis política en los EE.UU. no es nueva, ni extraña, pero es hoy muy profunda como demuestra el asalto al Capitolio. El precio de la libertad siempre ha sido alto y, de hecho, Madison escribía en The New York Packet, el 23 de noviembre del 1787, que el partidismo –la polarización– es inherente a la democracia:

"La libertad es al espíritu faccioso lo que el aire al fuego, un alimento sin el cual se extingue. Pero no sería menos locura suprimir la libertad que es esencial para la vida política porque nutre las facciones, que desear la desaparición del aire, indispensable en la vida animal, porque comunica al fuego su energía destructora".

La Unión Europea es bienestar, paz y libertad. Como los EE.UU., a pesar de todos sus problemas y desigualdades.

La alternativa en el mundo libre de la UE y los EE.UU. es China y su crecimiento económico con control dictatorial de la información y la negación de la libertad del individuo. Puestos a comparar, ¡larga vida a Europa!

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