VIVA EL SISTEMA

Independentistas por todas partes

Els vots que Junqueras i Puigdemont han rebut a les Balears són en defensa dels drets fonamentals

Sebastià Alzamora
2 min

No querría dejar de subrayar los casi veinte mil y diez mil votos obtenidos en las Baleares, respectivamente, por las candidaturas de Oriol Junqueras y de Carles Puigdemont en las europeas del domingo. Es una cantidad de votos realmente importante, y es una aportación significativa a los buenos resultados obtenidos por los dos candidatos independentistas. Y son votos singulares, que podríamos decir de valor, o incluso de empatía, o de solidaridad: quiero decir que son votos otorgados por ciudadanos que no esperan nada a cambio, sino que valoran qué significa la existencia de presos y exiliados políticos en España. Algunos de estos votantes son independentistas; otros no lo son pero no dudan en apoyar a aquellos que son represaliados por un Estado autoritario. Son votos emitidos en defensa de los derechos y las libertades fundamentales, y también de una idea de país, de lengua y de cultura.

Ahora, obviamente, se trata de ver qué pasa con los escaños obtenidos por Junqueras y Puigdemont. De momento no queda claro ni que puedan estar (los dos, uno de los dos o ninguno de los dos) el 2 de julio, cuando tendrá lugar la constitución del nuevo Parlamento Europeo. El acta de diputado la deben recoger en el Congreso de los Diputados: para Puigdemont, entrar en territorio español podría significar ser detenido y puesto en prisión provisional. En cambio, Junqueras, que ya está en prisión, se supone que podrá ir al Congreso a recoger el acta, pero después no queda nada claro si podrá ir a Bruselas: de acuerdo con lo que vimos en la reciente constitución del Congreso de los Diputados, debería ir bajo custodia policial, y en este caso esto comportaría la movilización y la coordinación de cuerpos policiales de diferentes Estados. En cualquier caso, quien se debe pronunciar ahora nuevamente sobre el derecho político de los presos y exiliados es el Tribunal Supremo, con la diferencia —sustancial— de que no tendrá la última palabra, sino que su decisión será sometida a la consideración de instancias internacionales, concretamente del propio Parlamento Europeo y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Lo explica con toda claridad, una vez más, el jurista Javier Pérez Royo en su artículo del lunes.

Mientras toda esta nueva situación se resuelve (bien o mal), y mientras el juicio por el 1-O sigue su curso, hay una evidencia de la cual debería tomar nota destacada Pedro Sánchez: por mucho que el Estado lo intente impedir a través de todos sus poderes, y por muchas campañas de desprestigio (pagadas con dinero público) que se diseñen para impedirlo, el hecho es que el independentismo catalán no solo no disminuye, sino que también se multiplica, y además se fortalece (ahora tiene Barcelona) y sabe encontrar canales para difundir internacionalmente su mensaje (ahora, el Parlamento Europeo). Y el problema grave para España es que el mensaje independentista va directamente vinculado, como decíamos, a la defensa de los derechos y las libertades fundamentales, mientras que el del nacionalismo español se asocia a la represión ejercida por un Estado atemorizado y autoritario.

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