El análisis de Antoni Bassas: 'El catalán y el mensaje del TSJC'

Al final, lo que te están diciendo es que no hay una manera catalana de ser español, si no es quedar reducido a la reserva antropológica

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El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) dictó una sentencia por la que obliga a todas las escuelas catalanas a hacer un 25% de las clases en castellano.

No es la primera vez que el TSJC se pronuncia sobre el modelo lingüístico educativo en Catalunya. La diferencia es que hasta ahora las sentencias afectaban a pocos centros porque eran el resultado de la denuncia de una familia y la de ahora afecta a todo el sistema educativo, porque responde a un recurso del 2015 del ministerio de Educación de Wert, y no a una denuncia de una familia en concreto.

¿Se puede evitar la aplicación de la sentencia? Hoy explicamos que el departamento de Educación recurrirá la sentencia ante el Supremo y avisa de que la nueva ley Celaá (ERC la apoya) “dejará sin efecto” la decisión de los jueces, porque en la conselleria entienden que eliminar que el castellano sea “vehicular” blinda la inmersión. Ahora bien, esto no está nada claro, porque partidos como el PP, Ciudadanos o Vox ya han dicho que llevarán la ley a los tribunales y porque, al final, lo más relevante no es tanto qué dice la ley como la aplicación del modelo en los centros, y hay muchos puntos del país donde la realidad social lleva a un uso mayor del castellano, también en las escuelas.

  1. ¿Qué cambiaría, en la práctica? Si el Tribunal Supremo confirma la sentencia, el gobierno de la Generalitat tendrá que adoptar “las medidas necesarias” (así lo dice el texto) para que un 25% de las horas lectivas sean en castellano. Esto equivale a hacer las 3 horas semanales que se hacen ahora en castellano y enseñar una materia troncal más en este idioma.

La sentencia es un ataque al modelo de educación en catalán plenamente constitucional y que fue fruto del pacto no escrito en el momento de hacerse la Constitución y que el president Jordi Pujol ha explicado en alguna ocasión: a los vascos, Suárez les dijo “a vosotros, el dinero” y a los catalanes “a vosotros, la lengua”. Alguien puede decir: hombre, ahora no nos pelearemos por un 25%, pero es que no es eso: la sentencia ignora que los objetivos y el resultado de la educación en catalán, que es que todos los alumnos acaben la educación obligatoria dominando las dos lenguas, cuando no se consigue es porque el alumno vive en un entorno tan fuertemente castellanoparlante que cuando acaba la escuela no domina el catalán.

La sentencia, pues, es inadmisible tanto por razones históricas como por razones sociales como por razones prácticas.

Pero también porque vuelve sobre un elemento fundamental de las relaciones Catalunya-España: hay partidos que van repitiendo que Catalunya es España y que el catalán es una lengua española pero que, a la hora de la verdad, la tratan como si fuera una lengua extranjera que impide la plena realización del sueño castellanocéntrico: un país, España, con una sola lengua, el español, y el resto, variedades vernáculas de valor antropológico pero sin vida en las calles.

La realidad es muy terca, y el mensaje de sentencias como esta está claro: hay que hispanizar la sociedad catalana, y eso, en la escuela, se hace en español. Al final, lo que te están diciendo es que no hay una manera catalana de ser español, si no es quedar reducido a la reserva antropológica.

No dejemos solo al profesorado en la defensa de la lengua en la escuela, ni dejemos que la represión, las elecciones o la pandemia nos hagan olvidar la importancia del modelo de educación en catalán.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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