Manuel Valls o la irrelevancia del 'nomen iuris'

Ciudadanos es lo que es, y en Catalunya todavía más que en el resto de España

Javier Pérez Royo
3 min

Catedrático de derecho constitucional de la Universidad de SevillaLos alumnos de las facultades de derecho suelen entrar en contacto con el principio que da título a este artículo hacia la mitad de la licenciatura en las clases de Derecho Civil. Con dicho principio se traslada a los alumnos la importancia para el jurista de huir de las ensoñaciones y no perder el sentido de la realidad. “Las cosas son lo que son y no lo que las partes dice que son”, es la traducción a través de la cual el principio suele ser conocido.

Aunque del principio se ha hecho uso en el ámbito exclusivamente jurídico, no hay nada que impida proyectarlo al mundo de la política. Todo lo contrario. La política y el derecho son primos hermanos. Entre ellos hay una frontera, esto es, contacto y separación. En según que temas más contacto o más separación. De ahí que no sea infrecuente que determinados conceptos o principios tengan una vertiente política y otra jurídica simultáneamente.

Tengo la impresión de que Manuel Valls va a tener que enfrentarse con la versión política del principio de la irrelevancia del 'nomen iuris' en cuanto intente echar a andar con su ensoñación de una candidatura transversal, en la que se integraría Ciudadanos.

Las cosas son lo que son y Ciudadanos es lo que es, y en Catalunya todavía más que en el resto de España. Y es por ello, porque Ciudadanos es lo que es, por lo que a Manuel Valls se le ha presentado la oportunidad de concurrir como candidato a la alcaldía de Barcelona. Si Ciudadanos no hubiera llegado a ser lo que ha sido tras el movimiento descontrolado de todas las piezas del tablero político catalán tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto (STC 31/2010), la candidatura de Manuel Valls sería sencillamente inimaginable. Manuel Valls sin Ciudadanos no existiría como candidato a la alcaldía. Y Ciudadanos, repito, es lo que es y tiene la imagen que tiene en Catalunya. Una candidatura con Ciudadanos es la candidatura de Ciudadanos, en la que irá Manuel Valls. La ensoñación de la candidatura de Manuel Valls, en la que se integraría Ciudadanos es un espejismo.

Y más en las condiciones en que se van a celebrar las elecciones municipales en Catalunya, donde no coinciden con las elecciones autonómicas, como ocurre por ejemplo en Madrid, donde el esfuerzo de las candidaturas no se divide entre la batalla por el Ayuntamiento y la batalla por la Presidencia de la Comunidad. En Catalunya todo el esfuerzo de todos los partidos o coaliciones que participan en dichas elecciones se va a concentrar en los ayuntamientos, particularmente en el de Barcelona. La batalla se está librando ya en el proceso de selección de los candidatos por parte de las potenciales candidaturas. Y con una intensidad extraordinaria.

No hay margen de maniobra para soluciones imaginativas. La polarización política en Catalunya es brutal tanto entre las candidaturas nacionalistas y no nacionalistas, como en el interior de las unas y las otras. Y en esa polarización Ciudadanos ha ocupado y sigue ocupando un lugar más que relevante. Su protagonismo en la retirada de los lazos amarillos este verano habla por si solo.

Pensar que no es Ciudadanos quien va a poner el sello identificador de la candidatura en la que se integre es haber perdido el sentido de la realidad, es pensar que las cosas pueden dejar de ser lo que son, porque uno las denomine de una manera distinta. Es la falacia del 'nomen iuris' contra la que se advierte a los estudiantes. Si Manuel Valls va en una candidatura con Ciudadanos, la candidatura será la de Ciudadanos y no la de Manuel Valls y el mensaje que llegará a los electores será el de Ciudadanos, que, además, no puede ser nada más que el que es, porque carecería de credibilidad si fuera cualquier otro.

Cuanto más tiempo se tarde en entenderlo así, en peores condiciones competirán tanto Manuel Valls como Ciudadanos. El mensaje de Ciudadanos no puede ser nada más que el del 155 y el de la persecución por el delito de rebelión a los nacionalistas. Matizar o diferenciarse de ese mensaje por parte de Manuel Valls es sencillamente imposible.

Ese, Sr. Valls, es además un camino sin retorno. Con esa candidatura va a quedar marcado políticamente para siempre de manera indeleble.

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