La soledad del presidente

El Círculo de Economía ha recibido con frialdad a los presidentes de la Generalitat durante dos años

àlex Font Manté
2 min
Torra i Bruguera entrant junts, i sols, a la sala.

SitgesLa frialdad con la que el Círculo de Economía ha recibido a los presidentes de la Generalitat durante los últimos años es impresionantemente palpable. Normalmente, los líderes políticos entran en la sala donde la institución celebra su encuentro anual acompañados de diferentes empresarios que charlan con ellos. No fue el caso de Torra, que sólo iba acompañado de Juan José Brugera, el presidente del Círculo, a quien protocolariamente le tocaba hacer este trabajo. La sala donde se dan las conferencias también era un cuadro: al menos una cuarta parte estaba vacía, y ni siquiera la primera fila, donde normalmente se acumulan los primeros espadas, estaba llena (de las 19 personas que había, sólo tres eran mujeres, y dos eran altos cargos del ‘Govern’ y acompañaban al presidente, pero esta es otra historia). Entre los ausentes, Javier Faus, que será nombrado nuevo presidente del Círculo este verano.

Brugera arranca defendiendo la tercera vía (la opción preferida de la población, según el último informe del Centro de Estudios de Opinión, afirma) y, acto seguido, el también presidente de Colonial, una de las empresas que trasladaron la sede a Madrid después del 1-O, defiende la importancia de que Cataluña tenga sedes empresariales. Brugera también admite que “los malos augurios” sobre la economía catalana “no se han hecho realidad”, pero afirma que empieza a notarse “la pérdida de poder económico” de Cataluña.

Torra replica que el independentismo sale reforzado de las elecciones españolas, municipales y europeas, que el Estado puso en riesgo la economía catalana (y se basa en el informe que esta semana ha publicado el Colegio de Economistas para sostenerlo) y que el problema, en el fondo, es la no aceptación de la existencia del independentismo. Torra incluso cita a Acemoglu, uno de los economistas más prestigiosos y más destacados de los últimos años, según el cual la pobreza institucional acaba provocando la decadencia de los países. Según Torra, la actuación del Estado desde el 1-O (incluida la acusación de rebelión que esta semana ha confirmado la Fiscalía) significa que todos los ciudadanos, independentistas o no, acabarán saliendo perjudicados.

En la primera fila, el entusiasmo es escaso. Jordi Gual, presidente de CaixaBank, mira el móvil; Marc Puig, presidente de la empresa que lleva su apellido, se levanta las gafas y se frota los ojos, como quien escucha un sermón; en la segunda fila, el exalcalde Jordi Hereu lucha contra el sueño. Con un éxito relativo.

Hacia el final, Torra reclama a los empresarios que se pongan a la vanguardia de la defensa de un referéndum pactado por la independencia. “Pido que hablen alto y claro, aquí y en Madrid, para hacer saber que están a favor de lo que la ciudadanía decida”. Y afirma antes de advertir: “El conflicto siempre es resultado de la prohibición”. A diferencia del año pasado, esta vez Torra acepta preguntas, una de las cuales le busca las cosquillas sobre la victoria independentista en la ‘Cambra’. Torra se la saca de encima simplemente felicitando a los ganadores. Otro miembro de la primera fila, el excandidato a la ‘Cambra’ Carles Tusquets, escucha atentamente.

La conferencia acaba y Torra se va tal como ha llegado, acompañado de Brugera y sin que nadie le diga nada. La soledad del presidente.

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