La ausencia de Junqueras y Puigdemont marca el debate en TV3

El sustituto de los exiliados de JxCat marcha del programa sobre Europa en protesta por la represión

Maiol Roger
3 min
L’absència de Junqueras i Puigdemont marca el debat

BarcelonaNinguno de los candidatos que participaron en el debate de TV3 previo a las elecciones europeas fue el protagonista. Lo fueron los ausentes, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, que a pesar de no poder debatir con el resto —todos ellos hombres (Javi López, del PSC, Ernest Urtasun, de los Comuns, Jordi Cañas, de Ciudadanos, y Esteban González Pons, del PP)—, capitalizaron el tiempo.

Después de un ir y venir de recursos, la Junta Electoral Central dictó este martes por la tarde por la tarde que Oriol Junqueras, candidato de ERC y favorito en las encuestas, no podía participar en la emisión. La JEC atendía a los argumentos de Instituciones Penitenciarias, que esgrimía que la sala de videoconferencias de la prisión estaba cerrada y que permitir a Junqueras salir de la celda era incompatible con el régimen de la prisión.

JxCat estaba pendiente de la resolución para proponer qué exiliado iba al debate. Carles Puigdemont, que compite con Junqueras por la victoria, se había comprometido a intentarlo solo en caso de que el líder de ERC pudiera. Propiciando, por cierto, una conversación que no se produce desde la DUI. Vetado Junqueras, JxCat postuló a Toni Comín, pero la JEC admitió el recurso de Ciudadanos que esgrimía que podía “recibir ayudas” al hacerlo desde el exilio. “Esquivar la acción de la justicia”, apuntaba la JEC, no es “una excusa justificada” para no estar presencialmente en el debate.

Ante el veto a Comín, JxCat tenía un as en la manga que no enseñó hasta la primera intervención. Después de que el número 3 de ERC, Jordi Solé, lamentara la ausencia de Junqueras y prometiera que el republicano podrá ir a Bruselas a pesar de estar en prisión, intervino Aleix Sarri, séptimo de JxCat y director de campaña, leyendo un breve texto: “Es intolerable. No normalizaremos la represión”, dijo, y se marchó del plató, dejando un USB con el minuto de oro de Puigdemont. La dirección de TV3 decidió no emitirlo porque JxCat se había ausentado del debate. En cambio, sí que reprodujo un vídeo de Junqueras, que eran fragmentos de una rueda de prensa en la ACN.

En este contexto, Jordi Solé y Ernest Urtasun se quedaron solos denunciando la anomalía del debate y la represión. Solé afirmó que se quedaba para “no renunciar a ningún espacio”, mientras Urtasun reivindicaba la mayoría de gobierno surgida del 28-A como una oportunidad del diálogo. Javi López, a su vez, también habló de diálogo, pero subrayó que la UE ha tenido “un posicionamiento muy claro” contra los planes del independentismo. En el flanco derecho, González Pons y Jordi Cañas competían por ser quien más criticaba el procés. El eurodiputado popular intentó hurgar en las diferencias entre ERC y JxCat, alabando a los republicanos por quedarse en el debate y atacando al expresidente por “la mansión de Waterloo” y por el gesto de Sarri: “Ha sido un espectáculo lamentable y una falta de respeto hacia los espectadores. Puigdemont es un especialista en huir”.

El catalán en la UE

Los bloques del procés se mantuvieron cuando se habló de una de las principales amenazas de Europa: la extrema derecha. Unos y otros se acusaron de tener connivencias con ellos. El independentismo hurgó por la proximidad de PP y Cs con Vox, mientras González Pons fustigaba con la alianza flamenca de Carles Puigdemont, y Jordi Cañas esgrimía una fotografía de Matteo Salvini con una estelada. Incluso acusó a Urtasun de aliarse con Le Pen. “No saques a la extrema derecha que saldrás perdiendo”, le respondió Urtasun, apelando al pacto andaluz.

La única propuesta sobre Cataluña que tuvo cierto consenso fue la de la oficialidad del catalán: ERC, los Comuns y el PSC se comprometieron a ello, el PP se sumó pidiendo “también reconocer el valenciano”, mientras que Cs lamentaba que la Generalitat no respete los derechos de los castellanohablantes.

La entrada en asuntos puramente europeos hizo bajar de revoluciones, pero tampoco dio paso a una profusión de propuestas concretas: se insistió en grandes conceptos sobre el futuro de Europa. Un futuro que se juega el 26-M en las urnas y sin candidatos ausentes.

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