365 días del congreso de ERC que consolidó el diálogo

Fue el punto de inflexión definitivo para la nueva estrategia del partido

Quim Bertomeu
3 min
Vilalta, Aragonès i Torrent al congrés d’ERC de fa un any.

BarcelonaERC ya hacía tiempo que cocinaba a fuego lento su apuesta por el diálogo con el Estado, pero si hubo un cierto momento fundacional de esta estrategia fue justo ahora hace un año, en su 28º congreso nacional, celebrado en el Auditori del Fòrum de Barcelona. En el primer cónclave republicano con el presidente -Oriol Junqueras- en prisión y la secretaria general -Marta Rovira- en el exilio, el partido puso por escrito lo que en otoño del 2017 habría sido difícil de imaginar: la independencia seguía siendo el objetivo, pero la formación priorizaba encarar el conflicto por la vía del diálogo y situaba la unilateralidad como última opción. Una hoja de ruta que, un año más tarde, ha tenido consecuencias.

En cualquier congreso de cualquier partido se pone la lupa en su ponencia política. Un texto a menudo largo y enfarragoso, pero decisivo porque es donde se marca la estrategia a seguir para los próximos cuatro años. En la ponencia que se aprobó aquel día, la cuestión central se expresaba así: “Insistir en la necesidad de establecer el diálogo entre Catalunya y el Estado español para resolver de manera pacífica, democrática y negociada el conflicto político”. Pero el texto no solo valía por lo que decía, sino también por lo que no decía. Por primera vez en mucho tiempo, en un documento estratégico de los republicanos no se hacía ninguna referencia explícita a la vía unilateral, que aparecía, sin embargo, en una referencia velada: “Habrá que estar atentos a posibles nuevos escenarios que nos permitan transitar hacia la independencia por cualquier camino democrático y pacífico”.

Con las bases asentadas, el partido abrió un año que ha sido de vértigo. De hecho, el mismo día del congreso, por los laberínticos pasillos del Auditori del Fòrum un hecho estaba en boca de muchos militantes: el inminente acuerdo con el PSOE para desencallar la investidura de Pedro Sánchez. Visto con la perspectiva que da el tiempo, desde la dirección del partido defienden la apuesta hecha, a pesar de que admiten que la estrategia ha tenido “altibajos”. En los altos sitúan la creación de la mesa de diálogo porque consideran que supuso, por parte del Estado, “un reconocimiento al conflicto político” y, por lo tanto, “una victoria en sí misma”. También colocan el pacto de los presupuestos generales del Estado, que, asegura la misma voz, es importante por los recursos que supondrá para Catalunya. En los bajos, admiten que la mesa no ha tenido continuidad y también que no se ha podido modificar la situación de los presos y los represaliados. “Pero estamos aquí para jugar la partida, hacer política, hablar y negociar. La apuesta [por el diálogo] sigue plenamente vigente”, concluye.

Un veterano ex dirigente, curtido de muchos congresos, explica que vivió aquel día como un evidente “giro táctico” y que lo más difícil fue explicarlo fuera del partido. “La gente nos decía que éramos los que habíamos empujado más [en otoño del 2017] y que ahora parecía que frenábamos. No es que frenáramos, es que en 2017 hicimos lo que pudimos y ahora tenemos que resituarnos”, argumenta. Resituarse para volverlo a intentar, pero esta vez sin horizontes tan precisos. Convivir con esta nueva estrategia no ha sido fácil. Uno de los cuadros del partido recuerda que el día en que se pactaron los presupuestos con el PSOE sintió que era “como sacarse un peso de encima”, pero que al día siguiente sentía “la presión del territorio” -las bases del partido- que exigirá que el pacto se cumpla hasta el último euro.

Refuerzo de la unilateralidad

Si algún matiz ha hecho Esquerra en la estrategia de hace un año es reintroducir en cierto modo la unilateralidad en su discurso para no dejarla solo en manos de JxCat y la CUP. Se recoge en el libro de Junqueras y Rovira Volveremos a vencer (Ahora Libros), el último documento político del partido y un complemento a la ponencia de hace un año. Una unilateralidad sin plazos ni concreciones y pensada como un aviso por si el Estado mantiene “su negativa a negociar un referéndum”. El 2021 será un año de efemérides para los republicanos. En marzo se cumplirán los 90 años de la fundación del partido y en octubre los 10 años desde que Junqueras y Rovira se hicieron cargo. Pero lo más importante es que será el año de validar esta estrategia a las urnas el 14-F.

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