ANÁLISIS

Sánchez para a la derecha y deberá decidir qué España quiere

ERC gana las elecciones e impone su estrategia a JxCat

Esther Vera
3 min
Militants del PSOE celebrant la victòria

BarcelonaLa historia electoral está llena de victorias amargas y derrotas dulces y la de ayer aún está por definir para algunos protagonistas. Probablemente no tendremos la lectura definitiva hasta las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo. No será hasta entones que Pedro Sánchez responderá con claridad a la gran pregunta de la campaña. Entonces tendrá que decidir si forma gobierno con Ciudadanos, a pesar de las pésimas relaciones con Rivera, como le han transmitido las grandes empresas del Ibex, o si forma un gobierno de izquierdas con Podemos, tal como ha ido insinuando al final de la campaña. Será entonces cuando tendrá que decidir qué relación prefiere mantener con los soberanistas vascos y especialmente con los catalanes, y finalmente qué idea de España está decidido a llevar a cabo.

Lo más relevante es, de entrada, que Pedro Sánchez ha ganado las elecciones y que la derecha, atomizada, es hoy un campo de batalla que en conjunto retrocede posiciones. Ciudadanos ha conseguido crecer a costa de Cataluña, donde sólo ha mantenido resultados, pero desde donde se ha catapultado a la España unitarista como una fuerza capaz de tomar el relevo a un PP que no sólo salió del gobierno por corrupción, sino que también ha vivido con Pablo Casado una enmienda a la totalidad de la política catalana de Rajoy y se ha mostrado completamente permeable a la agenda impuesta por la ultraderecha de Vox. Casado ha perdido cuatro millones de votos que han ido en múltiples direcciones, no sólo hacia la ultraderecha, sino también hacia el PSOE.

En Cataluña, la histriónica opción de Cayetana Álvarez de Toledo ha sido un fracaso, con la pérdida de cinco diputados. En Cataluña ha quedado en evidencia especialmente la debacle de la opción estratégica de Casado. Vox se ha alimentado de quienes querían fagocitarles y ha pasado de 40.000 votos a dos millones y medio, como anoche recordaba Santiago Abascal. Ellos son los ganadores absolutos de la jornada y con su llegada al Congreso de los diputados con 24 escaños vuelve el neofranquismo a la política española. La ultraderecha ha llegado para quedarse, como lo ha hecho en gran parte de Europa y, a diferencia de otros países, lo ha hecho sin resistencia de la derecha tradicional, que le ha permitido imponer su agenda y le ha ofrecido acuerdos de coalición que le dan respetabilidad.

Pedro Sánchez es el gran ganador, pero tendrá que decidir qué España quiere. Qué idea de España tiene. Una vez más, Cataluña ha mostrado su personalidad política con unos resultados que muestran la resistencia del soberanismo en el peor momento, con sus líderes en la prisión y el exilio. La victoria de ERC avala su estrategia, marcada desde la prisión por su cabeza de lista, Oriol Junqueras, que hoy volverá al banquillo de los acusados en el Tribunal Supremo y habrá visto su primera victoria en Cataluña desde una celda.

El soberanismo ha ganado las elecciones con ERC, y JxCat ha resistido en condiciones muy complejas, con el cabeza de lista en la prisión y el líder del movimiento en el exilio. El soberanismo ha emitido un mensaje de perseverancia aumentando su presencia en el Congreso y con un 54% de votos de los catalanes a favor del referéndum y más del 75% expresándose a favor del diálogo. El mensaje de Cataluña está claramente a favor de una política de izquierdas, de diálogo y de referéndum. Ahora habrá que ver si Pedro Sánchez está dispuesto a escucharlo. Anoche sus votantes se lo dijeron bien claro: “¡Con Rivera, no! ” y “¡No pasarán!

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