El Govern aplaza las elecciones y las sitúa el 30 de mayo

La decisión suscita el acuerdo de todos los partidos menos el PSC, que no descarta impugnar

Ara
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Reunió de la taula de partits que s'ha celebrat aquest divendres al Parlament

BarcelonaEl 14-F ya es el 30-M. El Govern y los partidos catalanes han acordado este viernes aplazar las elecciones en el Parlament que se tenían que celebrar el domingo 14 de febrero y situarlas el domingo 30 de mayo. El argumento que han dado es que la evolución actual de la pandemia no es favorable y lo más recomendable es posponer la cita en las urnas. El aplazamiento genera un amplio consenso con una excepción: el PSC se opone. Los socialistas ven en esta maniobra un intento de alejar el horizonte electoral en Catalunya con el único objetivo de restar fuerza al golpe de efecto que habían generado cambiando a última hora a su candidato, Miquel Iceta, por el ministro Salvador Illa. El PSC está molesto, pero no ha aclarado si impugnarán ante la justicia el cambio de fecha.

La decisión se ha tomado en una reunión de la mesa de partidos que el Govern y los grupos con representación en el Parlament crearon en diciembre y que han ido reuniendo periódicamente para abordar la singularidad que presentaban estos comicios: los primeros en Catalunya en un contexto de pandemia. El ejecutivo catalán, liderado por Pere Aragonès, ha acudido a la cita decidido a aplazar las elecciones pero a la expectativa de qué grado de batalla presentaría la oposición. Se ha llevado críticas y rasguños, pero un nivel de consenso que hubiera firmado hace cinco días, cuando el debate sobre el aplazamiento lo monopolizó todo.

Aragonès ha sido el encargado de abrir el encuentro. Según testigo presenciales, en el primer turno de palabra solo ha explicado que su idea era aplazar los comicios hasta mayo o junio, pero sin la fecha exacta. Aun así, la mayoría de partidos lo han presionado y, finalmente, ha concretado que la idea era celebrarlas el 30 de mayo. En el encuentro también ha intervenido la consellera de Salut, Alba Vergés, que ha defendido que epidemiológicamente sería lo más recomendable. Según ella, haría menos frío, habría menos contagios y un impacto de la vacunación "ya cuantificable". Ha mencionado, sin embargo, que sigue habiendo varias incertidumbres sobre la expansión del virus, como por ejemplo el impacto de las nuevas variantes que se han detectado. Por la tarde el Govern se ha reunido para firmar el decreto de aplazamiento y dar más solemnidad al acto. Aragonès ha garantizado que la decisión está "meditada y razonada". "El empeoramiento generalizado" de la pandemia lo justifica, ha resumido la portavoz, Meritxell Budó.

El rechazo del PSC

A la reunión de la mesa de partidos de este viernes han ido representantes de todos los grupos con representación en el Parlament. El PSC ha sido el único partido que se ha opuesto al aplazamiento hasta mayo. La contrapropuesta socialista era posponerlas, sí, pero solo hasta el 14 o el 21 de marzo. Los socialistas consideran que todo ello se ha tejido para frenar su buena dinámica en las encuestas y dar margen para la recuperación de los partidos que tienen los sondeos en su contra. El líder del PSC, Miquel Iceta, no ha detallado si impugnarán el aplazamiento, pero sí que ha advertido que no tolerarán que de cara a los nuevos comicios el Govern permita cambiar las candidaturas y las coaliciones que ya se habían cerrado para el 14-F. "Una cosa es cambiar la fecha de las elecciones y otra cambiar las reglas del juego", ha concluido. Fuentes del PSC aseguran que no decidirán nada hasta el lunes.

Assumpta Escarp y Miquel Iceta (PSC) este viernes en la mesa de partidos. / QUIQUE GARCÍA / EFE

Y es que, una vez el aplazamiento de los comicios es firme, ahora solo hay una cosa que podría dificultar los planes del Govern: que alguien impugne la decisión ante la justicia, puesto que el lío legal y político estaría servido. De hecho, este jueves el gobierno español ya flirteó con esta idea. Este viernes, sin embargo, la decisión de la Moncloa ha sido la de guardar silencio, informa Mariona Ferrer y Fornells. Fuentes del gobierno español señalan que no tienen nada a trasladar en estos momentos y que cualquier respuesta es competencia de los partidos. Quien ya estudia la impugnación electoral es Vox, a pesar de que todavía no tiene la decisión tomada. "Si encontramos una rendija, la impugnaremos", ha proclamado este viernes mismo desde Barcelona el líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, informa Anna Mascaró. Si esta semana ha sido la del aplazamiento electoral, la que viene podría ser la de la impugnación, pero todavía es una incógnita. El fin de semana habrá tregua.

El resto de la oposición no se ha ahorrado los reproches al Govern por cómo ha gestionado la pandemia, pero ha aceptado de buen grado el cambio de fecha. Para Ciutadans, el PP y los comuns, por ejemplo, es una inyección de oxígeno extra para intentar mejorar las perspectivas. Uno de los más vehementes en celebrarlo ha sido el candidato de Cs a las elecciones, Carlos Carrizosa: "Hemos hecho un servicio a la sociedad, a la salud, a la integridad física y a la vida". Las críticas se han centrado en considerar que escoger el 30 de mayo no estaba bastante fundamentado y entonces ha empezado una subasta. Los comuns querían el 16 de mayo, el PDECat, abril y la CUP criterios "objectivables" del Govern de por qué una fecha y no otra. "Ha sido como una lotería y la gorda ha sido el 30 de mayo", decía Marc Castells al acabar el encuentro. Los dos socios de Govern, JxCat y ERC, esta vez han salido a defender la decisión sin muchas diferencias. En clave electoral la decisión tiene incertidumbres, pero permite a los dos socios intentar conseguir mejores resultados en la lucha contra el virus.

Un hecho inédito

Tomar la decisión hoy era inaplazable. A partir de la semana que viene se tenía que poner en marcha el grueso de la maquinaria electoral en su vertiente más delicada: la de rascarse el bolsillo. La Generalitat tenía que avanzar tres millones de euros a los partidos por gasto de campaña y se tenía que gastar 5,2 millones más en enviar los boletos de todos los partidos a todos los hogares de los catalanes. Si se anulaban las elecciones, tenía que ser antes de que empezara esto.

El Procés había sido hasta ahora el motor de grandes hechos inéditos en la política catalana. Desde hoy, sin embargo, la pandemia también se apunta: el aplazamiento de unas elecciones por primera vez en Catalunya. El 14-F ya es el 30-M, con permiso de que todo esto no acabe en los tribunales.

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