El expresidente de Uruguay José Mujica deja la política a los 85 años

Ha abandonado su escaño de senador el mismo día que el también expresidente Julio María Sanguinetti

Ara
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José Mujica, aquest dimarts, en el seu últim dia com a senador

BarcelonaEl expresidente de Uruguay José Mujica ha abandonado este martes el escaño de senador que había conseguido en las elecciones del octubre pasado y, de este modo, ha puesto punto final a una larga trayectoria política que lo ha llevado de participar activamente en la lucha armada, y pasar doce años aislado en la prisión durante la dictadura, a presidir su país entre los años 2010 y 2015 y convertirse en una de las voces más respetadas de la izquierda latinoamericana. Los últimos años los ha pasado en el Senado, pero finalmente, a los 85 años, ha decidido retirarse de la política activa.

"Porque me ha echado el virus, porque tengo 85 años y una enfermedad inmunológica", explicaba este martes por la mañana a los periodistas para justificar su decisión. "Me encanta la política, pero me encanta más no morirme", ha afirmado, y ha dejado claro que seguirá vinculado al debate político, aunque sea desde la segunda fila, porque "el Homo sapiens es un animal político, porque es un animal gregario, que vive en sociedad".

"Yo tengo una buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio nos acaba volviendo estúpidos, nos hace perder la objetividad", ha afirmado durante su discurso de despedida, en una sesión extraordinaria del Senado uruguayo.

El mismo día que Mujica anunciaba formalmente su retirada lo ha hecho también otro veterano senador que también había sido presidente de Uruguay: Julio María Sanguinetti, de 84 años, que entre 1985 y 1990 fue el primer presidente del país después de la dictadura militar (y repitió en el cargo de 1995 a 2000). A pesar de haber sido rivales en el terreno político (Mujica fue el máximo exponente de la izquierda uruguaya y Sanguinetti uno de los líderes más reconocidos del sector conservador), su despedida conjunta ha sido un ejemplo de cordialidad. "Es un viejo luchador, importante, que representa a una parte de la opinión pública de este país", ha dicho Mujica sobre su antiguo rival político, según recoge Efe. Sanguinetti, por su parte, ha subrayado que el acto de este martes representaba "una hora de conciliación, de reafirmación democrática".

De la guerrilla a la presidencia

Nacido el 20 de mayo de 1935, José Mujica se enroló en la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en 1964, en un momento de efervescencia de los movimientos revolucionarios pero mientras Uruguay vivía bajo un régimen democrático. Encarcelado en varias ocasiones, en 1971 huyó de la prisión, con un centenar de guerrilleros más, a través de un túnel de 40 metros. El inicio de la dictadura, en 1973, lo pilló nuevamente en la cárcel, y hasta 1985, cuando salió en libertad en virtud de la ley de amnistía, pasó doce años entre rejas, incomunicado casi totalmente y sufriendo continuas torturas.

Diez años más tarde fue escogido diputado y en 2005 el presidente Tabaré Vázquez lo nombró ministro de Agricultura. Este cargo fue su trampolín a la presidencia, a la cual llegó cinco años después y donde consiguió prestigio internacional no solo por sus políticas progresistas (con la aprobación de leyes como la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario o la legalización de la marihuana), sino también por su peculiar estilo de vida. Mujica renunció a ocupar la residencia oficial del presidente de Uruguay y siguió viviendo en la granja de su mujer (y vicepresidenta durante la parte final de su mandato), la exguerrillera Lucía Topolansky. Su perra de tres patas, el destartalado Escarabajo azul cielo que usaba en vez del coche oficial o el hecho de que diera el 90% de su sueldo a proyectos de lucha contra la pobreza ayudaron también a definir una figura clave de la política latinoamericana de las últimas décadas.

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