La recta final, entre el 20 de mayo y Sanfermines

Tras los testigos de la defensa se aproxima la fase pericial y documental

Ernesto Ekaizer
3 min
El president del tribunal que jutja els líders del Procés, Manuel Marchena, en una sessió del judici.

MadridMaría Antonia Cao, letrada de la Administración de Justicia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, tiene marcada en su agenda el lunes 20 de mayo como el día en que debería acabar la fase testifical propuesta por las defensas de los acusados. El día siguiente, martes 21 de mayo, no habrá sesión porque Jordi Sànchez, Oriol Junqueras, Jordi Turull i Josep Rull, diputados electos presos, tomarán posesión de sus escaños en el Congreso de los Diputados, y Raül Romeva, senador electo lo hará en el Senado. Todos a la misma hora, las diez de la mañana, en que suelen acudir al Supremo.

La letrada, según fuentes jurídicas consultadas por ARA, tiene ya una cierta visión de la luz al final del túnel, es decir, del “visto para sentencia”, la frase más esperada del juicio oral iniciado el pasado martes 12 de febrero. A partir, pues, del 20 de mayo, empezaría el interrogatorio de los peritos, que, en principio, no se prolongará más allá de dos sesiones.

Y a continuación, vendrán, según marca la agenda de la citada letrada, tres jornadas – más de veinte horas en total – para la tan esperada fase documental: la proyección de videos sobre la votación durante la jornada del referéndum -un hecho que nunca existió, según declararon en el juicio Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy- el domingo 1 de octubre de 2017.

Más esperada porque durante todo el juicio ha habido un intento de las defensas de confrontar a los policías y guardias civiles con esas imágenes y lo que ha chocado con la pertinaz oposición del tribunal a simultanear los videos con los testigos, aplazando para la fase documental la proyección in toto.

Una vez consumadas las fases pericial y documental, el tribunal emplazará a todas las partes a preparar sus informes definitivos para exponer in vocelas conclusiones definitivas en el plenario, después de haber redondeado, aproximadamente, unos cuatro meses de juicio. Y en este punto, los informes, se ha producido cierto malestar.

Hace ya un mes, corrió en círculos de la Fiscalía General del Estado la versión de que el tribunal había dejado saber que esos informes no podrían durar más de cuarenta y cinco minutos.

Los cuatro fiscales -Javier Zaragoza, Fidel Cadena, Consuelo Madrigal y Jaime Moreno- tienen previsto una división del trabajo en la que prevén abordar capítulos diferentes de la calificación jurídica. Si tuvieran que limitar su tiempo a cuarenta minutos, se apuntaba, sería una misión imposible.

No, no será así, llegó una voz tranquilizadora a la Fiscalía desde la Sala Segunda del Tribunal Supremo, todos tendréis tiempo suficiente.

Pero sin pasarse. La letrada de la Administración de Justicia dará un tiempo razonable para la exposición, pero no será ilimitado, y habrá que respetarlo escrupulosamente.

Sobre la fecha final hay varias alternativas. Una de ellas es acabar en la tercera semana de junio. La otra, más realista, que tiene en cuenta imponderables, prevé terminar en el umbral de los Sanfermines, es decir, al filo de la primera semana de julio.

La tensión del juicio, paradójicamente, parece haberse desinflado durante la fase testifical de las defensas. Paradójicamente porque a primera vista el relato de la represión policial durante la jornada del 1-O vaticinaba irritación en las sesiones.

Mientras durante la testifical de policías y guardias civiles, los interrogatorios de la acusación han pretendido -y obtenido- relatos minuciosos sobre el clima de odio, insultos, escupitajos, lesiones, cuidados médicos y bajas laborales, todo aquello que pintara un cuadro de provocación y deshumanización de los votantes, en cambio durante la narración veloz de los que acudieron a votar -casi una exhalación que recorre la sala de plenos- ha mostrado una economía de relato y una dramatización mucho menor a la de sus represores.

De esta fase -en la que los magistrados toman aparentemente muy pocas notas al contrario de lo que se pudo observar durante los testimonios de policías y guardias civiles- quedará en la memoria, sin duda, el frenazo del presidente del tribunal al fiscal Fidel Cadena en su intento de censurar la voluntad de votar de una señora jubilada el miércoles 8 de mayo:

-Vamos a ver, señor fiscal, ella en principio es libre de decidir si vota, no vota, si lo considera legal, si lo considera ilegal. No puede usted en la pregunta formularle un reproche por haber ido a votar.

Por lo bajo, Cadena farfulló:

-No estoy formulando ningún reproche.

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