La sedición era esto

“Los Mossos no podían hacer gran cosa…” según la letrada de la administración de justicia

Ernesto Ekaizer
3 min
Milers de ciutadans van concentrar-se davant la seu del departament d’Economia durant tot el 20 de setembre de l’any passat per protestar contra l’operatiu policial contra l’1-O.

MadridMontserrat del Toro, la letrada de Administración de Justicia del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona. ¿fue testigo de cargo en el Tribunal Supremo sobre la sedición insurreccional, clima existente el 20 de septiembre de 2017 según el teniente coronel Daniel Baena de la guardia civil y el comandante César Lopez, jefe y secretario de los atestados, respectivamente?

He aquí en la sentencia del 14 de octubre de 2019 la referencia a la letrada, un párrafo dentro del relato de hechos probados del 20-S:

“Solo sobre las 00.00 horas se consiguió preparar una salida para que la Letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona pudiera abandonar el lugar con seguridad, infiltrándola entre los espectadores que abandonaban el teatro sito en el inmueble colindante, al que hubo que acceder desde la azotea de los edificios”.

Todos los elementos subjetivos de la declaración de la letrada, que estuvo presente en la sala, quedaron fuera de la sentencia. El ponente, Manuel Marchena, hizo una disección a consciencia.

Ayer, en cambio, el fiscal Pedro Rubira quiso resucitar ese testimonio, restaurando precisamente la vivencia subjetiva a través de un interrogatorio por videoconferencia pretendidamente exhaustivo, sin que surgieran nuevos elementos a los ya aflorados cuando Del Toro declaró en instrucción, también por videoconferencia, ante la magistrada Carmen Lamela en la Audiencia Nacional.

La letrada sintió ante la concentración de masas de 40.000 personas una sensación lógica de miedo, algo que nunca antes le había ocurrido. Y esa sensación le llevó una vez acabados los registros y entradas en cuatro despachos de la consejería de Economía, Rambla de Cataluña 19-21, a solicitar marcharse a través de un helicóptero. Ella no lo presentó así. Dijo que solo se podía salir por los aires. Pero Rubira, no contento con la explicación, precisó si había solicitado un helicóptero. “Si, si, sí, pedí un helicóptero”, asintió.

La letrada no pudo aportar pruebas para sostener la acusación por el delito de sedición -que es el que, en principio, va a sostener la Fiscalía al final del juicio- ya que permaneció en el interior del edificio y pese a incidencias menores internas – además del hecho de que los detenidos no pudieron presenciar el registro a raíz de la concentración – la operación se completó y el material incautado llegó al juzgado al día siguiente. Las 40.000 personas no impidieron -porque ni siquiera se lo propusieron hay que añadir- la entrada y registro de la comitiva judicial, uno de los objetivos del alzamiento tumultuario que tipifica la sedición.

Se podrá decir que al ser la sedición un delito de resultado cortado bastaba con la intención. Pero es que, precisamente, no hubo esa pretensión.

Una revuelta organizada de 40.000 personas con ese objetivo, ¿no hubiera conseguido evitar que se consumase la entrada y registro?

A preguntas de la letrada Olga Tubau, que defiende al mayor Trapero y a la intendente Teresa Laplana, la letrada explicó: “No creo que los Mossos pudieran hacer gran cosa con lo que había en el exterior”. Y cuando habló de la posibilidad de salir del edificio, ya por la noche, recalcó que “ni 100 o 200 efectivos de la Brigada Móvil de los Mossos podían hacer frente a los 40.000 manifestantes que estaban esperando a nuestra salida”.

Lo que nos conduce a indagar cómo se preparó una operación que la letrada definió de gran envergadura, como las entradas y registros en 45 domicilios y edificios públicos el 20 de septiembre de 2017.

Según relató la letrada, el juez instructor, Juan Antonio Ramírez Sunyer –“que en paz descanse” dijo el fiscal Rubira sin mencionar su nombre al aludir al magistrado fallecido en noviembre de 2018-, el teniente coronel Daniel Baena y un comandante de la guardia civil, se supone que César López- prepararon la operación en reuniones celebradas varios días antes.

“Yo estuve de oyente. No oí que se mencionara la posibilidad de pedir apoyo a los agentes de orden público de los Mossos”, respondió la letrada a una pregunta de Tubau. ¿Por desconfianza? "No allí no se expresó desconfianza", respondió.

A pesar de afirmar que la intendente de los Mossos, Teresa Laplana, se “reía” y “sonreía” dentro del edificio de Economía, la letrada confesó ante preguntas concretas que no recordaba si había tenido contacto con ella, aunque señaló que no lo creía.

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