CONTAMINACIÓ

Detectan microplásticos en la placenta humana

Su tamaño reducido permite que circulen por la sangre del feto y de la madre

Xavier Pujol Gebellí
3 min
Un fetus de nou setmanes. Segons l’estudi dut a terme, els microplàstics també es detecten a la placenta de fetus humans en gestació.

BarcelonaNo se sabía, pero sí se podía sospechar. Los microplásticos, partículas derivadas de la fragmentación de mil y un productos de consumo diario y de procesos industriales, también se detectan en la placenta de fetos humanos en gestación. Se encuentran en las dos caras, en la interna, que es la que está en contacto con el futuro bebé, y en la externa, la que está de cara a la mujer gestante. Tanto su tamaño como su cantidad hacen que sean detectables y que se puedan incorporar al torrente sanguíneo de la madre y el bebé. Lo que no está claro, de momento, es si afectarán en el largo plazo a la salud de los dos. En el plazo más inmediato no se han encontrado afectaciones. El estudio, que reproduce resultados todavía preliminares, se ha publicado en la versión digital de la revista Environment International que se publicará en papel este mes de enero.

El estudio es tan preliminar que solo ha detectado los compuestos plásticos en cuatro placentas de cuatro mujeres sanas que tuvieron un embarazo normal y dieron a luz sin complicaciones. A pesar de que el número pueda parecer pequeño -que lo es- y de que no se puedan extraer valoraciones estadísticas, el hecho de haber encontrado hasta una docena de compuestos plásticos es relevante, porque nunca antes se habían detectado y porque el análisis se hizo con apenas el 4% de la placenta, cosa que sugiere que la cantidad de plásticos podría ser muy superior. Por su composición, los expertos consideran que se trataría de plásticos derivados de envases y envoltorios, pinturas, cosméticos o productos de limpieza personal.

Continuar la investigación

El seguimiento y posterior estudio de las placentas ha sido dirigido por Antonio Ragusa, del Hospital Sant Giovanni Calibita de Roma. En la presentación de resultados, el investigador, que también es médico obstetra y ginecólogo, puso en evidencia el valor del hallazgo. “Ahora que sabemos que hay microplásticos circulando en los dos lados de la placenta, hay que determinar cuántos casos se dan globalmente y si hay daños a largo plazo, especialmente en la respuesta del sistema inmunitario a productos potencialmente tóxicos”. También, dijo, hay que estudiar el desarrollo del feto y, de manera continuada, monitorizar a los bebés en previsión de afectaciones futuras.

Otros estudios con animales de laboratorio han evidenciado que los microplásticos pueden provocar un menor crecimiento fetal, pero se ignora hasta qué punto afectan al feto, a los bebés o a las futuras madres. Sí se sabe, sin embargo, que pueden alterar el microbioma intestinal y llegar a afectar la salud de organismos acuáticos.

En un trabajo de revisión elaborado, entre otros, por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y del CREAF publicado recientemente en la revista Science Bulletin, se destaca la facilidad con la que las micropartículas plásticas pueden entrar en cualquier organismo por vía alimentaria y provocar efectos tóxicos. Potencialmente, dice el artículo, si la exposición es reiterada y persistente se pueden identificar alteraciones en los sistemas inmunitario, endocrino y nervioso. Por ahora, sin embargo, no se ha encontrado ninguno de estos efectos en humanos, a pesar de que sí en pescados, crustáceos y moluscos. Estudios recientes con cultivos celulares alertan de afectaciones en vías neurológicas, endocrinas e inmunológicas en estos animales. Al estar considerados modelos de estudio, se cree que se podrían encontrar afectaciones similares en humanos.

A pesar de que en condiciones normales más del 90% de los fragmentos plásticos que ingerimos o inhalamos son execrados del organismo, una porción se degrada, cambia de composición y puede penetrar en las células. A pesar de que todavía no se ha verificado, algunos estudios sugieren la posibilidad de alteración en la expresión de algunos genes. Por su parte, Ragusa recuerda que muchos plásticos se comportan como disruptores endocrinos que podrían causar efectos a largo plazo.

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