ENTREVISTA

"Cuando un hombre tiene dolor se le envía a urgencias. A una mujer se le dice que es ansiedad "

Lara Bonilla
4 min
Cristiana Sessa en el moment de rebre el premi Women on Oncology a l’últim congrés de la Societat Europea d’Oncologia Mèdica (ESMO).

La oncóloga Cristiana Sessa, especializada en cánceres de ovario, ha reducido su actividad clínica y ha primado su rol de mentora para ayudar a jóvenes oncólogas en sus carreras, un apoyo que ella tuvo y que ahora quiere trasladar a las siguientes generaciones. Fue premiada por este trabajo en el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) que se hizo en Barcelona.

¿Por qué es importante la figura de la mentora?

Cuando estás estudiando y piensas en cómo quieres que sea tu carrera profesional, es muy útil tener personas que te inspiren. Al menos en mi época los modelos eran los de hombres muy tradicionales. En los estudios de medicina hay mucha competencia porque los puestos de trabajo son limitados y sabes que, como mujer, no estás en una situación privilegiada. Si quieres formar una familia hay quien cree que ya no podrás ser cirujana o trabajar a tiempo completo. Y es importante tener mentores que hicieron este camino antes y que te pueden guiar.

¿Quien la inspiró a usted?

Una de ellas fue la inglesa Eve Wiltshaw, que hace 40 años fue pionera en el uso de carboplatina para tratar el cáncer de ovario. Me gustó como conducía el grupo de investigación y cómo se ganaba el respeto de todos. Y aprendí que para llegar a ser líder, aparte de ser muy competente, debes saber conducir el grupo.

¿Hombres y mujeres lideran de manera diferente?

Cuando optas a un puesto de trabajo, los que generalmente hacen la selección son hombres, y se cree que ellos tienen más perfil de líderes, pero no es cierto. El problema es que las mujeres muchas veces no tienen suficiente confianza en sí mismas y piensan: "Yo eso no lo podré hacer". Pero la confianza es algo que se debe construir y trabajar, así como la capacidad de hablar en público o de defender tus posiciones. En la ESMO hicimos una encuesta para ver cuáles eran los problemas de los médicos jóvenes en el inicio de la carrera y encontramos que la principal diferencia entre hombres y mujeres estaba en la falta de confianza, que era superior en el caso de ellas. Y es que a las mujeres les faltan modelos. Por eso es importante la mentora.

¿Hay barreras sociales que impiden a las mujeres alcanzar puestos de responsabilidad?

Es importante decidir y elegir qué quieres hacer porque no se puede hacer todo. Si quieres hacer todo, al final del día te sentirás frustrada. Es importante establecer prioridades y luego trabajar con familia y compañeros porque es un problema común. Hay posiciones médicas en que tradicionalmente está establecido que una mujer no las puede ocupar porque tienes que estar disponible siempre, pero no es cierto. El jefe de departamento puede decidir que ese puesto de trabajo puede ser compartido entre dos mujeres y repartirse los turnos.

¿Porque la ciencia espera? Es decir, puedes hacer una pausa y luego volver?

El problema es que hay muchas situaciones, al inicio de la carrera, en las que no te puedes retrasar mucho porque tienes que estar al día. Pero hoy, con todas las posibilidades de comunicación que hay, se pueden hacer cosas para no desconectarte. El aspecto más importante es que tengas confianza que puedes hacerlo.

¿Hay suficientes mujeres oncólogas en puestos de dirección?

Las mujeres están infrarrepresentadas, ocupan un 20% o 25% de los puestos de liderazgo en las sociedades científicas y en cargos de dirección. Pero estamos viendo que en los congresos está aumentando el número de mujeres oradoras y esto está directamente relacionado con quienes son los responsables científicos del congreso. Si hay mujeres en la dirección, le prestan atención.

¿Los hombres eligen a hombres?

Un ejemplo del día que me dieron el premio: todas las personas en el escenario, excepto yo, eran hombres. Y a pesar de que era importante ya el hecho de estar allí, hubo hombres entre el público que se quedaron a escuchar los discursos de los dos primeros hombres y cuando llegó mi turno se fueron, como si mi fuera un premio menor.

Usted ha dedicado su carrera a tumores que afectan a las mujeres. ¿Se investigan suficientemente las enfermedades que afectan a las mujeres?

Muchas de las mujeres con cáncer de ovario, cuando les comunico el diagnóstico, me dicen que hacía tiempo que le habían dicho a su médico que tenían dolor de estómago pero que les decían que eran nervios o colon irritable. Y estas mujeres estaban indignadas porque no se les había prestado suficiente atención: "Yo lo dije pero no me hicieron caso y ahora es demasiado tarde". Muchas veces se presta más atención a los hombres porque, cuando un hombre dice que tiene dolor, inmediatamente se le envía a urgencias. Y a la mujer, cuando tiene una molestia, se le dice que es ansiedad. Los síntomas de algunas enfermedades son diferentes y la toxicidad de los tratamientos también. Y también hay diferencias ligadas al estilo de vida. Y sólo ahora se empiezan a conocer. No basta con utilizar 100 hombres y 100 mujeres en un ensayo clínico si no se profundiza en las diferencias en los resultados.

¿Qué diría a las nuevas generaciones?

Que en ciencia es importante tener voces diferentes de hombres y mujeres y también de representantes de países en desarrollo, porque cuanto más visiones diferentes tengamos más posibilidades habrá de obtener mejores resultados.

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