Manual de instrucciones para sobrevivir a las comidas de Navidad

La unión y armonía de la familia adquieren una especial importancia en estas fechas

Laura Saula
6 min
Una taula parada el dia de Nadal

BARCELONALa comida está en la mesa y toda la familia ya está lista para comenzar una de las varias comidas maratonianas de estos días. Una situación en la que la unión y armonía de la familia adquiere una especial importancia entre los comensales, que a menudo se ven forzados a mostrar su mejor faceta para conseguirlo. Sin embargo, como en cualquier otro momento del año, muchos de ellos pueden estar pasando por diferentes situaciones vitales que hacen que superar con éxito estos encuentros familiares no sea tan fácil. Es posible que, en torno a la mesa, alguien se esté enfrentando a un divorcio con hijos de por medio, otro esté superando un duelo y note la ausencia más que nunca, o que otro esté luchando contra una enfermedad. Ante todo ello, los expertos recomiendan una serie de pautas para poder pasar estos encuentros de la mejor manera posible, tanto si estás pasando por una situación parecida como si tienes que tratar con algún familiar que esté sufriendo. Pero, ante todo, lo más importante es "desprenderse de la presión social de que en Navidad se tiene que estar forzosamente bien y feliz", aconseja Marta Salla, doctora en psicología, terapeuta familiar y profesora asociada de la Universidad de Barcelona (UB). Además, la psicóloga considera que durante estas fiestas "se explicitan patrones que se han ido produciendo durante todo el año en la familia" y por eso estas fechas suponen un buen momento para que haya "más flexibilidad para poderse ir adaptando a los cambios".

Sin embargo, durante esta época del año también se suele acentuar lo que se conoce como el "dilema de la lealtad". Es, en otras palabras, el que se produce cuando a una persona se le pide intensamente que esté en diferentes celebraciones familiares y, como no puede estar en todas partes, surge el conflicto de "a quién prefieres", según Elena Angulo, psicóloga clínica del centro médico GRAP y profesora asociada de la UB. Sea como sea, entre la gran variedad de perfiles y situaciones que nos podemos encontrar entre los comensales de una mesa de Navidad, analizamos algunos casos:

Bienvenida a la familia política

En toda relación de pareja siempre existe la primera Navidad que se celebra en casa de la familia política. Aunque, según la psicóloga Elena Angulo, lo ideal sería intentar conocer a la familia en otro contexto, sí es cierto que en estas fechas es cuando se suele conocer a la familia más extensa, un hecho que puede resultar "demasiado estresante" para la persona recién llegada. Para prepararse para la situación, Angulo recomienda que la pareja haga una introducción previa de todas las personas que habrá en la mesa antes del encuentro. De esta manera se pueden evitar, por ejemplo, las metidas de pata a la hora de dar conversación. Sin embargo, la psicóloga cree que lo mejor es "ser uno mismo" y aceptar que ese día "serás observado por todo lo que dices y haces, y también por todo lo que no dices y no haces". "Es normal estar nervioso, porque serás el centro de las miradas y generarás una expectativa", añade la psicóloga Marta Salla, que recomienda tener cierta paciencia y buscar el apoyo de la pareja con actos tan simples como cogerle la mano "para rebajar la tensión".

En caso de que seas tú la persona que recibe el nuevo bienvenido a la familia, las expertas recomiendan tener empatía y ser consciente de que la otra persona puede estar nerviosa. "Y entender que aún tienes que conocerle y que un día no es representativo de cómo es una persona", remarca Angulo.

En proceso de duelo

Si en algo coinciden las expertas es en que en Navidad se pueden intensificar los síntomas de tristeza e irritabilidad, sobre todo los primeros años tras la muerte de un ser querido. "Aumenta la presencia de la ausencia", resume Salla, que recuerda que también puede aparecer el sentimiento de culpa por la presión de estar felices y contentos. Sin embargo, es posible que el duelo sea compartido con otros miembros de la familia, por lo que la psicóloga recomienda encontrar un espacio para poder expresar esta pérdida. "Si se quiere, se puede pensar en maneras de hacer que la persona que falta esté presente, como proponiendo un brindis o algún otro acto simbólico", aconseja Angulo.

La psicóloga cree que también es un buen momento para replantearte cómo quieres celebrar la Navidad en esta nueva etapa y romper rutinas. "Es importante expresar a los que te rodean qué es lo que más te apetece hacer", añade. En el mismo sentido, Angulo cree que los familiares que tienen que compartir mesa con una persona que está en fase de duelo deben "aceptar, validar y acompañar sus emociones", así como preguntar de qué manera prefiere celebrar estas fechas. Y, al final, lo más simple puede ser lo más eficaz: "A veces dice más un abrazo o una mirada que una frase", concluye.

Luchando contra una enfermedad

En una línea similar, cuando se sufre una enfermedad no deja de ser, según la psicóloga Elena Angulo, "un duelo de salud". "No tienes el estado que querrías tener y puede que no lo puedas celebrar igual", explica. En una situación así, la terapeuta Marta Salla advierte que es fácil "sentir tristeza, rabia y enfado por no encontrarse bien o pensar que eres inútil". Al igual que ocurre con un duelo, que varía según cada caso concreto, como la edad o el tipo de enfermedad que se sufre, también es un momento para reflexionar sobre cómo se prefiere celebrar la Navidad y poderlo transmitir a los demás.

En cuanto al resto de la familia, las psicólogas advierten de que puede aparecer la idea de la sobreprotección al enfermo. "Es importante que la persona se sienta acompañada estos días, que haya buen humor y que se pueda expresar todo lo que se siente", explica Salla. Por su parte, Angulo aconseja facilitar y tener preparadas todas las cosas que pueda necesitar la persona que sufre la enfermedad para hacerla sentir tan cómoda como sea posible".

Divorcio reciente con hijos

Que las fiestas navideñas suponen toda una prueba de fuego para las parejas no es ninguna novedad. La perspectiva de pasar unos días intensos en familia incluso hacen que muchos prefieran tener que ahorrarse el trámite. Sea como sea, la primera Navidad después de un divorcio, y sobre todo en un caso donde haya hijos de por medio, puede suponer una gran fuente de estrés para los que lo viven. "Al igual que en el duelo, las primeras veces son las más difíciles, porque son las que rompen la tradición que había hasta entonces", explica Angulo, que remarca que también supone una oportunidad para ver cómo se quiere celebrar la Navidad a partir de entonces. Esta situación implica, según Marta Salla, la necesidad de hacer una "reorganización familiar fácil" donde es importante que la antigua pareja coopere con el objetivo de hacerlo tan sencillo como sea posible para los niños: "Algo que no siempre es fácil si la ruptura ha sido complicada", lamenta.

En cuanto a los familiares que viven las primeras fiestas con la nueva situación, las expertas recomiendan que se limiten a cooperar con las decisiones que han tomado los dos cónyuges y evitar, en lo posible, tomar partido o poner más tensión en el ambiente, ya que son momentos muy delicados. "Por ejemplo, hay que intentar evitar lo que hacen algunos abuelos, que montan todo un drama si no vienen los nietos", dice Angulo.

Tensiones familiares sin resolver

Posiblemente uno de los escenarios más complicados es cuando prácticamente todos los familiares que se sientan a una mesa de Navidad se encuentran inmersos en una disputa familiar pendiente de resolver: por ejemplo, los trámites por el reparto de una herencia. Las expertas coinciden en que lo más difícil es mantener la apariencia de que no pasa nada. Sin embargo, la Navidad no es el mejor momento para solucionar según qué cuestiones. Por ello, recomiendan que la familia pacte un lugar y una fecha para hablar de los temas a resolver, de manera que se puedan relajar durante la comida de Navidad. "A veces la tensión se produce porque se quieren decir cosas pero no hay un espacio para hacerlo", remarca Salla.

Finalmente, a la mesa siempre puede haber el popularmente conocido como "cuñado gracioso", que no siempre es el cuñado, ni siempre debe ser un personaje indeseado. "En realidad es un buen perfil durante los días de Navidad, porque a veces ayuda a destensar el ambiente", sigue la psicóloga. Sin embargo, también puede llegar a hacer comentarios inoportunos o sacar temas que pueden incomodar. En este caso, Angulo recomienda que, mientras se preserve el respeto, hay que tener paciencia y saber que en estas fechas "la gente bebe más de la cuenta y puede decir más tonterías".

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