Un cambio radical: de Terrassa a un núcleo del Alt Urgell de 24 habitantes

T.g.
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L’Imma i el Jaume amb els seus fills, l’Aniol i l’Aran, a casa seva a Ossera.

BarcelonaUno de los llamamientos de Repoblem que más éxito ha tenido en las redes fue el del pueblo de Tuixent. En un tuit del día 7 de septiembre, Ton Lloret decía que este pueblo del Alt Urgell buscaba nuevos habitantes. Los detalles de la oferta eran que el pueblo tiene 2 núcleos de población, casas en venta y alquiler, internet rural 4G, consultorio médico y escuela de primaria. La avalancha de respuestas que recibió dejó a Ton Lloret muy sorprendido. "Ha sido el llamamiento que más éxito ha tenido porque tenía elementos muy atractivos". La realidad, sin embargo, fue más complicada y la oferta de alojamiento costó de concretar.

Finalmente, el pasado 19 de diciembre Imma Ferrer y su familia -su marido, Jaume, y sus hijos, Aniol y Aran-, que vivían en Terrassa, se instalaron en Ossera, un núcleo del municipio de la Vansa i Fórnols de 24 habitantes, junto a Tuixent. Los han recibido con los brazos abiertos, ya que este repoblamiento supone, entre otras cosas, que la escuela rural del pueblo pase a tener 10 alumnos.

Imma valora este primer mes en Ossera "de una manera fantástica". Ella reconoce que la decisión de hacer este cambio tan radical de vida viene dada por la pandemia. "No hubiéramos hecho este paso si no hubiera sido por el confinamiento. Fue una experiencia revolucionaria y definitiva porque encerrados en nuestro piso de Terrassa nos hizo cambiar mucho la perspectiva y darnos cuenta de muchas cosas que echábamos de menos". Por eso, cuando vieron el tuit con la oferta de Tuixent se apuntaron. "Jaume y yo trabajamos en la UOC y en marzo empezamos a hacer teletrabajo, pero con el paso de los meses hemos visto que es una forma de trabajar que ha venido para quedarse", dice. Lo hablaron con sus responsables, que les "pusieron muchas facilidades", y decidieron dar el paso.

Para ellos, sin embargo, una de las cosas más importantes era el bienestar de los niños. "Quisimos venir un día a conocer el pueblo y pasar una mañana en la escuela, para ver cómo era y cómo se sentían". Los niños quedaron encantados con la experiencia: "estuvieron toda la mañana al aire libre, rodeados de naturaleza, alucinaron", y entonces tomaron la decisión. Algunos vecinos de la zona agrupados en la asociación Reviure les Valls los han ayudado con la búsqueda de la vivienda, que fue lo que más se complicó. "Al final nos ofrecieron esta casa en Ossera que nos gustó mucho", explica Imma.

Ella dice que la motivación para hacer este cambio es "intentar hacer que nuestra vida sea más agradable". Tan sencillo como eso. Y aunque para ir a comprar deben conducir una hora hasta la Seu d’Urgell, eso no los detiene. "Hemos tenido que hacer muchos cambios en la logística familiar, pero en los pueblos te reconcilias con otra manera de vivir. En la ciudad tenía la sensación de que éramos clientes de los servicios que nos daban, aquí hay una forma de vida más cooperativa, en comunidad, que nos gusta mucho". No se consideran especialmente valientes, pero sí admite que quieren poner su grano de arena para cambiar el equilibrio del país y hacerlo más diverso.

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