Doble ataque de encapuchados a un centro de menores tutelados de Castelldefels

Ochenta atacantes causan tres heridos y varios destrozos durante el fin de semana

Natàlia Vila
3 min
Imatge aèria d'arxiu de la casa Cal Ganxo, al terme municipal de Castelldefels, que la Generalitat havia habilitat per acollir 'menes'

Un centro de menores tutelados habilitado por la Generalitat en la casa Cal Ganxo, en Castelldefels, ha sufrido este fin de semana un doble ataque racista por parte de decenas de encapuchados, quienes agredieron el sábado y domingo a la treintena de menores inmigrantes no acompañados que se alojaban y a sus educadores, según confirmó ayer la Generalitat después de que El País publicara la información.

A consecuencia del doble ataque, y a pesar del esfuerzo del equipo profesional del centro para proteger a los jóvenes, un menor tuvo que ser trasladado al Hospital de Viladecans, en donde quedó ingresado a causa de las heridas sufridas. La policía investiga si éstas se las provocaron directamente los atacantes o si se las hizo al caer por unas escaleras mientras intentaba refugiarse. Dos educadores también tuvieron que ser atendidos por contusiones, mientras que el centro sufrió varios destrozos.

El primero de los ataques, el sábado, lo protagonizaron más de una veintena de encapuchados. Según explica la Generalitat en un comunicado emitido este domingo en la noche, "un rato antes, el mismo sábado, un grupo de jóvenes migrantes que regresaban al centro y un grupo de jóvenes del municipio habían protagonizado una discusión que terminó con lanzamiento de piedras". Un rato más tarde, el grupo, "de unas 25 personas encapuchadas entraron en el centro, hicieron destrozos en el edificio e intentaron agredir menores y educadores".

El segundo de los ataques se produjo este domingo por la tarde, según informó El País y pudo confirmar el ARA. Hasta unas 60 personas, incluidos algunos de los atacantes del primer día, se concentraron frente al centro y comenzaron a lanzar piedras contra el edificio. La rápida intervención de los Mossos permitió dispersar a los atacantes, que huyeron hacia la montaña. Con todo, un rato más tarde se volvieron a concentrar frente a la casa y la policía tuvo que volver a actuar para controlar finalmente la situación.

La cabeza de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), Ester Cabanes, se desplazó al lugar de los hechos y, poco después, se decidió establecer un dispositivo de vigilancia permanente de los Mossos en la puerta del centro. Las autoridades valoran el traslado de los menores, pero no se ha decidido el destino.

En el comunicado, el departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias "manifiesta su rechazo frontal y su condena más enérgica al ataque", y el consejero, Chakir el Homrani, afirma que “este tipo de ataques violentos no tienen cabida en nuestra sociedad y son detestables por violentos, intolerables por injustos y del todo contrarios al sentir mayoritario de la sociedad catalana". "Este país está hecho por gente de todas partes que ha venido en la última década o en generaciones anteriores. Gente que vino para trabajar y para encontrar un futuro mejor para sus familias. Somos lo que somos por su aportación y la de los que ya estaban, por el sentido cívico y democrático de los que llegaron y los que ya estaban. Porque hemos decidido ser una sociedad cívica y democrática, pacífica y acogedora en la que no juzgamos a nadie por el lugar donde ha nacido, ni por la lengua que habla, ni el color de su piel", explica El Homrani.

El consejero añade que "el Gobierno se presentará, como ha hecho en otros casos, como acusación particular contra los agresores en defensa de los derechos de los niños, y, además, también se pondrá una denuncia en la Fiscalía de Delitos de odio".

El albergue Cal Ganxo pertenece a Fundesplai, aunque lo gestiona Eduvic, y allí se realizaban hasta hace unos meses actividades medioambientales. En diciembre, sin embargo, y ante la crisis de los menores no acompañados, con un aumento de las llegadas y una evidente dificultad para ubicarlos (muchos durmieron varias noches en comisarías), la Generalitat decidió instalar una treintena en Cal Ganxo, que pasó a recibir el nombre de centro Bassam.

Tercer ataque en una semana

Se trata de la tercera agresión racista que reciben los menores acogidos en Cataluña en 10 días. El martes pasado, un hombre irrumpió con un machete en un centro de Canet de Mar, en el Maresme, y amenazó de muerte a unos 50 niños que viven en una casa propiedad de la alcaldesa y gestionada por Eduvic. El jueves anterior, en la misma localidad, una veintena de vecinos del municipio increparon e insultaron a tres de los chicos cuando regresaban de la biblioteca hacia el centro. Los acusaban de la oleada de robos en casas que vive el pueblo, aunque el ARA pudo confirmar que ni el Ayuntamiento ni tampoco los Mossos tenían constancia de ninguna denuncia contra los menores. "Hay algunos vecinos racistas, pero es mejor pasar de ellos, con el resto hay mucha cordialidad", explicó entonces Abderrahmane -uno de los chicos acosados en Canet- a este diario. Los ataques también provocaron una ola de solidaridad entre los vecinos del pueblo, que se dirigieron al centro para preguntar qué podían hacer para ayudar a los chicos.

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