CRÒNICA

"El avión iba tan lleno como antes de la pandemia"

Los vuelos procedentes del Reino Unido llegan a Barcelona a rebosar de pasajeros

Mònica Bernabé
3 min
L'aeroport del Prat

El Prat de LlobregatEste lunes por la tarde en la terminal 1 del aeropuerto del Prat de Barcelona estaba prevista la llegada de dos vuelos procedentes del Reino Unido: uno que provenía de Manchester y que inicialmente tenía que llegar a las 18.10 h –pero la pantalla informativa del aeropuerto indicaba que "se estimaba" (es decir, no había nada claro) que aterrizaría a las 19.34 h–, y otro que provenía de Londres, la hora de llegada del cual ni siquiera se precisaba. De hecho, era el único vuelo de todos los que se anunciaban en la pantalla que no tenía hora para aterrizar. Era una incógnita, y un presagio de cómo puede ser de difícil viajar desde el Reino Unido a partir de ahora.

De todas maneras, pusiera lo que pusiera en la pantalla, no había nadie para consultarla. Desde que empezó esta nueva (extraña) normalidad, no se puede entrar en el aeropuerto de Barcelona si no se tiene una tarjeta de embarque para viajar. Los que van a recoger a un pasajero tienen que esperarse fuera, en el exterior, donde también se esperan los taxis y está la parada de autobuses. Así que ahí, a la intemperie, es donde este lunes también se esperaron los que iban a recoger a estos viajeros procedentes del Reino Unido, la hora de llegada de los cuales era un misterio. Finalmente acabaron apareciendo por la puerta en tromba y con prisas a última hora de la tarde, como si fueran bueyes a los que habían dejado en libertad.

"Me ha hecho sufrir"

"No sabemos por qué el avión ha salido con retraso. No nos han dado ninguna explicación", declaraba Albert Argudo después de aterrizar en Barcelona procedente de Manchester con una hora y media de retraso. Fuera la razón que fuera –"no sé si ha sido por la nueva variante de coronavirus o por un retraso habitual de Vueling"–, admitía que lo habían hecho sufrir. Y que el viaje de vuelta le había costado un ojo de la cara: no por el precio del vuelo, sino por el precio de la prueba PCR que se había tenido que hacer en un laboratorio privado en el Reino Unido para poder viajar a España. "Me ha costado 230 libras", decía. Es decir, unos 250 euros. Eso sí, reconocía que le habían pedido el resultado de la prueba antes de embarcar y después de aterrizar en Barcelona.

Pablo Rodríguez también llegaba este anochecer procedente de Manchester. A él también le habían pedido la prueba PCR al aterrizar, y también se había gastado un dineral para hacérsela. Pero lo que a él le había sorprendido era el montón de gente que se esperaba en la sala de embarque para subir al avión en Manchester: "El avión iba tan lleno como antes de la pandemia". Es decir, ni distancia de seguridad ni nada de nada, por más nueva cepa de covid que se haya encontrado en el Reino Unido y por más alarma que haya generado.

Ana Pontes también aseguraba que en su avión, procedente de Londres, no cabía ni una aguja. "Iban todos los asientos llenos", detallaba. El vuelo aterrizó en Barcelona pocos minutos después de las ocho del anochecer, pero ella ya estaba en el aeropuerto de la capital británica a las dos de la tarde. "He llegado con cuatro horas de antelación por si acaso, porque no sabía si finalmente nos dejarían volar", argumentaba.

Lo que no tenía claro ninguno de los viajeros que llegaban este anochecer a Barcelona es cuándo podrían volver al Reino Unido. Fuentes del aeropuerto del Prat aclaraban este lunes que el gobierno español no ha prohibido los vuelos con el Reino Unido, sino el viaje a España de británicos que no sean residentes. La decisión de mantener o no los vuelos es de las compañías aéreas. Estamos, por lo tanto, en sus manos.

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