'Cándida áurea': el hongo letal que le quita el sueño a los epidemiólogos

Es una nueva especie muy resistente que ya se ha detectado en siete centros hospitalarios españoles

Xavier Pujol Gebellí
6 min
Una soca de Candida auris analitzada al Centre de Control de Malalties Infeccioses (CDC).

Se llama Cándida áurea y es un hongo agresivo que puede llegar a provocar infecciones con un desenlace fatal. Desde el año 2009, cuando se confirmó una primera cepa en Japón, se han identificado brotes en todo el mundo, con presencia confirmada oficialmente en una veintena larga de países. Tanto el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas en Estados Unidos (CDC), como su equivalente europeo (ECDC), incluyen este hongo en la categoría de alertas médicas graves. La alarma, según informan los dos organismos, está justificada por la novedad de lo que consideran una nueva especie, su agresividad, su resistencia a fármacos y su relativamente rápida expansión en todo el mundo.

España no es una excepción. La última actualización oficial señala siete centros hospitalarios afectados por el hongo. El Hospital La Fe de Valencia es uno. La afectación lo convierte en uno de los más destacados en el panorama internacional.

De acuerdo con una nota informativa del CDC de Atlanta (EE.UU.), el Cándida áurea es un hongo oportunista que presenta multirresistencia a la acción de los fármacos antifúngicos de uso habitual en centros hospitalarios. Su mortalidad, aunque variable según el centro, puede llegar hasta el 50% de los casos. La resistencia a fármacos puede presentar hasta tres líneas consecutivas de ataque. Y lo más preocupante es que se mantiene en el entorno del paciente afectado incluso meses después de que el enfermo haya abandonado el centro hospitalario, con independencia de que haya muerto o no como consecuencia de la infección.

En todos los casos detectados hasta la fecha, sin embargo, el hongo ha estado presente como causa de infección, y eventualmente de muerte, en enfermos con un estado de salud seriamente comprometido. Es decir, que ha sido la gravedad de la enfermedad que les ha llevado hasta el hospital lo que ha abierto la puerta para que el hongo primero invadiera la corriente sanguínea y posteriormente colapsara órganos vitales. Como suele suceder, se trata de pacientes de edad avanzada o con enfermedades graves, como estados avanzados de diabetes, sometidos a trasplantes o intervenciones quirúrgicas mayores o con necesidad de vías abiertas que rompen la barrera de la piel o de la mucosa del colon. Dicho de otro modo, en todos los casos se trata de enfermos ingresados en un centro hospitalario con un estado de salud deteriorado.

Resistencia total a los antifúngicos

De alguna manera, lo que está pasando con el hongo recuerda el caso de las bacterias multirresistentes a la acción de los antibióticos. La diferencia, sin embargo, es que, como señala Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínico de Barcelona, este es el primer caso conocido de un hongo que presenta este comportamiento. Joaquín López-Contreras, jefe de la unidad de control de infecciones del Hospital de Sant Pau, añade un dato relevante: la enorme capacidad que tiene el hongo de persistir en el entorno. "Hay que extremar las medidas de desinfección e higiene" de las zonas, el personal y los utensilios que han estado en contacto con el enfermo. Como norma general, añade Trilla, en los lugares afectados es relativamente fácil encontrar el hongo en cualquier superficie. Paredes, ventanas, suelo, techo, partes metálicas de las camas, utensilios médicos ... "Y en la piel de los enfermos", insiste López-Contreras. Que se encuentre en la piel, aclara, "no significa que haya infección". Para ambos expertos, a pesar de admitir la singularidad del caso, hablar de un problema de salud pública alarmante "es excesivo".

Carolina García-Vidal discrepa abiertamente de esta opinión. "Es una emergencia médica de alcance mundial", afirma. García-Vidal es directora del grupo de estudio y tratamiento de infecciones fúngicas en el Hospital Clínico de Barcelona y miembro del comité científico de la Sociedad Europea de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. El motivo de la discrepancia tiene que ver con el tipo de hongo y con "la relativa rapidez" con la que se está extendiendo por el mundo.

"Nadie sabe con precisión cuál es el origen del Cándida áurea", lamenta. El primer caso descrito corresponde a un paciente japonés. Se le encontró en una oreja -de ahí el nombre de áurea-. Pero no desarrolló ninguna infección. Al cabo de un tiempo, en 2012, investigadores holandeses encontraron casos nuevos. Desde entonces, el Reino Unido, los Estados Unidos, España y toda una serie de países de los cinco continentes han ido reportando, desde casos aislados, hasta brotes infecciosos que han alcanzado los 300 pacientes infectados, con un índice de mortalidad de cerca del 50%.

Un hongo oportunista

"Las candidiasis se asocian a un índice de mortalidad que normalmente se sitúa en el 30%", explica García-Vidal. La razón es que se trata de un hongo oportunista que provoca infecciones en enfermos "muy deteriorados". El hongo puede estar en la piel o en el colon, donde, aparte de ser habitual, es inocuo. Es con la caída extrema de las defensas y la necesidad de tener que hacer alguna intervención que rompa la barrera de la piel, como un catéter, una vía abierta o incluso una sonda, que entra y provoca la infección. Una mortalidad superior, aclara el especialista, se establece comparando este hongo con otros Cándida comunes.

Más allá de la expansión, el problema principal es cómo combatir el hongo. "Hay protocolos de actuación bien establecidos", dice López-Contreras. Ante la sospecha de una infección por hongos, lo primero que hay que hacer es verificar que se trata del Cándida áurea. Hace apenas tres años, en 2016, los sistemas de análisis podían "inducir al error", dice García-Vidal, por la novedad y la especificidad de la nueva especie. Esto "ya no pasa". En paralelo, hay que rastrear los entornos por donde haya deambulado el paciente porque el hongo puede haberse refugiado en cualquier rincón. "El Cándida forma biofilms, capas de patógenos transparentes al ojo humano que se depositan en cualquier superficie". Y, del mismo modo que se intenta erradicar del paciente, es necesario desinfectar a fondo las áreas contaminadas. "Si conviene -apunta Trilla- cerramos los espacios afectados". Este cierre es similar al que se hace para hacer frente a una contaminación por bacterias resistentes a antibióticos.

En todo caso, la gravedad de la infección viene determinada por la ineficacia aparente de los fármacos antifúngicos y, también, de los desinfectantes de uso habitual, y no tanto por el número de afectados actual. Según Trilla, se debe tener en cuenta que el hongo afecta "personas ya enfermas o muy enfermas", a diferencia de lo que ocurre con los virus y las bacterias. "Desde la perspectiva de salud pública, el Ébola es grave porque puede afectar a cualquier persona sana". Lo mismo que ocurre con el virus de la gripe o con otras enfermedades infecciosas. "Lo grave es que los antifúngicos están fallando". Y también lo hacen los desinfectantes, alerta García-Vidal. "El Cándida es muy resistente a los sistemas tradicionales de higiene y desinfección". Sin embargo, "hay productos específicos que ayudan a erradicar el hongo".

Los expertos reconocen que es inevitable que también llegue a Cataluña

¿Qué es el Cándida áurea?

Es un hongo del grupo de las levaduras que provoca infecciones graves en pacientes hospitalarios con el sistema inmunológico comprometido por una enfermedad previa, un trasplante, la instauración de una vía o un catéter o intervenciones quirúrgicas.

¿Me puedo infectar?

No. Sólo se pueden infectar a las personas que sufran una enfermedad que requiera hospitalización y un tratamiento agresivo. Cualquiera es susceptible de llevar el hongo en la piel o en el colon y es fácil encontrarlo en superficies hospitalarias. El hecho de ser portador no significa estar infectado. La infección se produce al romperse la barrera de la piel o de las mucosas.

¿Por qué es grave?

Como ocurre con las bacterias resistentes a los antibióticos, los antifúngicos de uso común no son eficaces para combatir el hongo. Lo mismo ocurre con los desinfectantes habituales. Hay que recurrir a productos específicos.

¿De dónde viene?

El primer caso se detectó en Japón en 2009. A partir de 2012 se detectaron casos en todo el mundo. Aunque el hongo se considera una nueva especie, hay al menos cuatro cepas diferentes identificadas. Así pues, el origen podría ser diverso.

¿Ha habido casos graves?

Sí. Ha habido brotes infecciosos en hospitales asiáticos, europeos y de Estados Unidos. Especialmente relevantes son el del hospital Royal Brompton de Londres, con más de 300 afectados, y el Hospital La Fe de Valencia, con 322 personas portadoras y 87 infectadas, según informa Daniel Martín.

¿Hay casos en Cataluña?

No, pero según los expertos es inevitable que surjan. En España hay siete centros hospitalarios que han referido casos. Aparte de casos en Valencia, se conocen en Valladolid y en Madrid. El Instituto de Salud Carlos III de Madrid, que centraliza los datos, no ofrece el nombre del centro ni la localización.

¿Por qué ha aparecido?

Hay varias teorías. Las más plausibles señalan que el uso excesivo de antifúngicos en los entornos clínicos habría propiciado la eliminación de los hongos más habituales y dejado vía libre a la expansión del Cándida áurea. Asimismo, el uso masivo de pesticidas en cultivos habría hecho el mismo efecto.

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