El covid-19 ha empeorado la situación de la infancia en riesgo

Un informe muestra el enorme efecto que ejerce la clase social en la salud de los niños

A.f.
5 min
Una nena estudiant amb una companya, a través d'una videotrucada, a causa del confinament pel coronavirus.

La pandemia del covid-19 ha empeorado todavía más las desigualdades en la salud de los niños, ya que, como deja patente el estudio Promoció de la infància Fundació Pere Tarrés. Infància i Salut a Catalunya y Espanya, la salud de los niños de clases más desfavorecidas es mucho peor que la de los niños y niñas de clases económicas acomodadas. El estudio se presentó en el marco del Fòrum Social Pere Tarrés que se organizó para conmemorar el Día Universal de los Derechos de los Niños.

Este informe se ha elaborado a partir del análisis de los indicadores de la Encuesta Nacional de Salud de España del ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar y el Instituto Nacional de Estadística, así como a partir de la Enquesta de Salut de Catalunya (ESCA).

A pesar de que el estudio se cerró antes de la llegada del virus, confirma los datos que se han podido ir recogiendo hasta ahora. De hecho, a pesar de que hasta el 2021 no se podrá disponer de datos oficiales que recojan el efecto del covid-19, el análisis de los indicadores sociales y de salud del estudio muestra un efecto sólido de la clase social sobre la salud de los niños. Y, por lo tanto, evidencia que los efectos sociales devastadores que se prevé que tenga la pandemia empeorarán las situaciones de desigualdad y vulnerabilidad de los niños y de las niñas en cuanto a la salud. "Se ha dado una perversa ley de Murphy. Lo que podía empeorar ha empeorado con la llegada del covid-19", asegura Rosalina Alcalde, jefa de metodología y estudios de la Fundació Pere Tarrés. "No tenemos que dar por hecho que las desigualdades también afectan a los niños y que es una reivindicación que no es nueva. La infancia es especialmente vulnerable y tenemos que hacer algo para acabar con esta tendencia", añade.

Un estudio reciente a cargo del OPIK-Grupo de investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha explorado el impacto del confinamiento en la salud mental y física de la población infantil de entre 3 y 12 años así como los efectos de las desigualdades sociales en las condiciones de las viviendas y en la disponibilidad de recursos. La investigación concluye que casi la mitad de la población infantil ha visto deteriorada su salud emocional durante el confinamiento, como también que el confinamiento supone un mayor riesgo para la salud de los niños y niñas de familias en situación de vulnerabilidad.

Además, la pandemia ha supuesto más horas ante las pantallas, menos ejercicio físico (un 20% no ha hecho ninguno durante el confinamiento), así como un consumo insuficiente de verdura y fruta. Unos datos que reafirman las conclusiones del estudio de la Fundació Pere Tarrés, que los niños de clases sociales más empobrecidas tienen un mayor riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad. En definitiva, el covid-19 ha empeorado todavía más las desigualdades en la salud de los niños.

Més enfermedades, también según el género

De hecho, los datos destacan que el 10,5% de los niños de la clase más empobrecida valoran negativamente su estado de salud frente a un 3,9% de los niños de la clase acomodada. De este modo, los niños y niñas de las clases más empobrecidas tienen una mayor incidencia de alergias, asma, trastornos de conducta y trastornos mentales.

El informe también pone de manifiesto que hay una notable desigualdad en la salud de los niños en función del género. Així, los niños son más propensos a sufrir enfermedades como alergias, asma, bronquitis y trastornos de conducta. Por su parte, las niñas sufren más trastornos mentales y problemas crónicos en la piel, entre otros.

De forma especialmente acusada, hay una mayor incidencia en cuanto a los trastornos de conducta y enfermedades mentales, mucho más presentes entre los niños más empobrecidos.

Alimentación, actividad física y consumo de pantallas

Los niños de las clases más empobrecidas tienen más posibilidades de presentar problemas de sobrepeso y obesidad porque hacen menos ejercicio, tienen una vida más sedentaria y consumen más productos calóricos.

Desde el 2003, han aumentado los casos de niños con sobrepeso y obesidad en Catalunya y España. Aún así, el sobrepeso tiene mucha más incidencia en las clases más empobrecidas. Así, los niños con rentas más altas solo registran un 5,41% de obesidad, frente al 14,37% en las clases sociales con menos ingresos. En este sentido, la incidencia del sobrepeso entre chicos y chicas se equipara en las clases más empobrecidas, y no en las acomodadas.

Los niños más favorecidos consumen un 75% más de fruta, frente al 58% de los niños de clase baja. Las bebidas azucaradas continúan teniendo un gran impacto entre los niños y su consumo se dispara entre los niños de familias con menos recursos económicos. Las diferencias de género son alarmantes en las clases más empobrecidas, donde encontramos una diferencia de más de 20 puntos porcentuales entre las niñas (30,64%) y los niños (51,84%).

En cuanto al ocio activo, en Catalunya el 64,9% de los niños y niñas entre 3 y 14 años no practican ninguna actividad. No obstante, hay cierta desigualdad entre niñas (el 68,1% no hacen actividades) y niños (el 62% no hacen actividades). Por el contrario, entre los 10 y los 14 años, la gran mayoría de los niños y niñas (el 83,7%) dedican al menos una hora o más ante una pantalla. La correlación con la clase social es, de nuevo, fuerte. Los niños y niñas de las clases más empobrecidas pasan más tiempo ante las pantallas.

La salud de los niños también es un derecho

El Fòrum Social Pere Tarrés contó con la intervención del doctor Juan José García, jefe del área de pediatría del Hospital de Sant Joan de Déu. El doctor García apostó por humanizar la salud de los niños, que viene dada por el entorno familiar y el lugar donde han nacido los niños y niñas. "Tener problemas de obesidad, problemas perinatales (asociados a la salud de las madres) o problemas de salud mental está relacionado con el nivel de renta", explicó el doctor. Esta situación de desigualdad entre los niños de clases socioeconómicas acomodados y pobres se ha visto agravada por el covid-19. Según el doctor García, el cierre de los centros educativos fue lo bastante largo como para que tenga una repercusión en la salud de los niños más vulnerables y también en su trayectoria vital. "Tenemos que hacer que la educación no se pare. Si no hay adaptaciones curriculares, puede haber un impacto que será una catástrofe generacional", ha concluido Juan José García.

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