"Nunca he querido vivir de gratis"

Un juzgado para en el último momento el desahucio de una familia con cuatro menores

Marta Rodríguez Carrera
2 min
Claudia i la seva filla s'abracen al conèixer que el desnonament s'havia ajornat, al Poble Sec de Barcelona

BarcelonaLa comisión judicial ha renunciado en el último momento a desahuciar a Claudia, con una joven adulta y cuatro menores a cargo, y que afirma haber sido víctima de una estafa con el contrato. La familia gana tiempo y podrá continuar en el piso del Poble-sec de Barcelona donde vive desde hace casi tres años.

El juzgado ha mantenido la intención de ejecutar la orden de desalojo, a pesar de que está en vigor el decreto reciente de la Generalitat que trata de evitar que echen de casa a los colectivos vulnerables mientras dure la pandemia.

“Este decreto no dice nada que no se incluya en el decreto 17/2019 para casos de impago de alquiler o la ley 24/2015 sobre los requisitos de vulnerabilidad”, denuncian desde el Sindicat de Llogaters, la entidad que ha apoyado a Claudia. Un centenar largo de vecinos y activistas le han dado también apoyo poniendo “el cuerpo” para impedir la entrada de la comisión judicial, pero finalmente todo se ha resuelto a unos cuantos metros de la concentración, junto a unos contenedores, donde los funcionarios hablaban con los representantes de los propietarios del piso.

Claudia ha bajado a la calle a la hora a la que se había fijado el desalojo y miraba la escena abrazada a su hija. “Nunca han querido negociar conmigo, nunca nadie de la inmobiliaria ha tenido intención de recibirme”, se quejaba. Es una inmigrante chilena, con una situación irregular, a pesar de que sus hijos sí son españoles. En el piso del Poble-sec vive con cuatro hijos y un nieto pero desde que hace diez días supieron que el desalojo se fijaba para hoy, casi no han vivido. Los nervios previos a la decisión judicial de dejarlos quedar se transforman en una alegría inmensa. “Imagínate si estoy contenta, con el apoyo de esta gente, mi gente, mi Poble-sec, porque no tenía más alternativa que la calle”, explica. El Sindicat subraya que los servicios sociales municipales no le dan respuesta.

En diciembre de 2018 Claudia alquiló el piso y durante seis meses pagó puntualmente el alquiler hasta que la acusaron de impago. Incrédula por la situación, dice que supo entonces que en realidad había estado abonando el dinero a un impostor. La mujer insiste en que intentó pagar pero el propietario no le ha aceptado el dinero y, sin ninguna otra interlocución, solo ha tenido noticias suyas por la orden de desalojo. “Nunca he querido vivir de gratis”, se defiende, y afirma aplaudida por la multitud que celebra el poder de la movilización. La concentración se disuelve pero a cuatro calles se anuncia que hay otro desahucio en marcha y que la causa necesita la presión ciudadana.

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