"Los desayunos no son sanos porque los asociamos a la felicidad infantil de la leche con cacao"

El chef Juan Llorca acaba de publicar junto con la nutricionista Melisa Gómez el libro 'En boca de todos' (Vergara), que pretende ser una guía de alimentación saludable para familias y niños y niñas a partir de un año.

¿La alimentación saludable para los niños (a partir de 1 año) difiere mucho de la que debe tener un adulto?

No. Sabemos que la alimentación de los niños, a partir de un año, puede ser y debe ser la misma que la de un adulto. Es más, puede resultar determinante, si los adultos se alimentan con precocinados y ultraprocesados (pizzas listas para el horno, salchichas, galletas), que los niños terminen consumiendo estos productos también a menudo, y por tanto que desplacen la ingestión de alimentos frescos. Como quienes compran y preparan los alimentos son los adultos, la responsabilidad es suya. Por lo tanto, la responsabilidad de los adultos es en la compra, la cocina y el ejemplo.

Pon ejemplos de platos para el almuerzo y la cena.

La pirámide belga de la alimentación y hábitos saludables resume bastante bien lo que se considera una alimentación saludable y los ingredientes de que se debería componer un plato: mucha fruta y verdura (los grupos que deberíamos comer más diariamente), además de legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva extra virgen. Después vendrían los lácteos, los huevos, las carnes blancas y, por último, las carnes rojas.

Ahora que estamos en verano, un gazpacho, un salmorejo, una ensalada de quinoa, arroz integral, un tabulé, pescado a la plancha acompañado de calabacín o una tortilla de espinacas pueden ser platos perfectos para una comida o una cena saludables.

Justamente esta lista de alimentos son los más difíciles de encontrar en el entorno social de los niños.

Cierto. Para mí es uno de los retos más difíciles. El entorno de niños y niñas (la publicidad, los amigos, la familia, el centro escolar) puede que no vaya acorde con nosotros, pero poco a poco se puede trabajar para conseguirlo.

En muchas escuelas se han logrado muchos avances solo en un año. En los cumpleaños, la oferta va cambiando. Se trata de ir trabajando de forma conjunta para que se pongan en marcha estrategias, como hablar mucho con los niños sobre estas situaciones y acompañarlos de manera empática mientras conseguimos lo mejor.

¿Por qué los desayunos sanos son los que cuestan más de cambiar (tanto para niños como para adultos)?

Los desayunos infantiles no son lo suficientemente saludables porque los conectamos con la felicidad que nos aportaba nuestro vaso de chocolate caliente. Ahora los padres buscan repetirlo con los hijos, y además está la publicidad, que los reafirma: los padres creen que están actuando correctamente porque, según los anuncios, ahora el producto tiene menos cacao (aunque podría ser similar) o tiene vitaminas y minerales añadidos.

Por otra parte, en el desayuno nos es muy cómodo añadir a los bocadillos carnes procesadas como los embutidos, y pocas veces pensamos en la fruta, que es un alimento básico justo para este momento del día.

¿En qué se diferencia un desayuno de una merienda?

En nada. Deberían ser dos opciones igual de saludables en las que predomine la fruta y los alimentos de calidad.

¿Qué se puede hacer los días de fiesta, cuando las familias salen fuera de casa, van a casa de amigos u otras circunstancias en que la comida no la controlan los padres? ¿Hay que hacer excepciones para volver a la rutina cuando se esté en casa?

No podemos hacer nada. Los días que comemos fuera de casa no podemos hacer más que disfrutar y dejar que disfruten con el resto de amigos. No es un momento de negar o prohibir, y menos de hacer sentir desplazado al niño o la niña. Las bases d euna buena dieta se establecen día a día en casa. Esto es lo más importante. La comida de un día no cambiará nada.

Y en verano, si se está fuera de casa, ¿cuáles son los criterios que hay que priorizar y qué no puede fallar en la alimentación diaria?

Los criterios son los mismos que los del resto del año. No cambia nada, salvo un hecho muy importante: que tenemos acceso a mucha más fruta y verdura de temporada, más variedad, mucho más producto fresco y, por tanto, lo tenemos que aprovechar.