SALUD

Nadie controla la contaminación que respiramos en la escuela o en la oficina

La calidad del aire en los espacios interiores está en un vacío legal en Cataluña

Elena Freixa
4 min
La contaminació exterior condiciona l’aire que es respira en espais interiors, com les aules d’una escola.

BarcelonaEl aire que respiramos dentro de casa, en la escuela y en la oficina no se salva de partículas contaminantes como los óxidos de nitrógeno —NOx— o las partículas ultrafinas —PM2,5— que se cuelan cada vez que, por ejemplo, abrimos una ventana. La calidad del aire en la calle condiciona inevitablemente la de los espacios cerrados donde, a diferencia de lo que pasa fuera, no hay ningún sistema de control ni nadie a quien se responsabilice de hacer un seguimiento de las partículas que se acumulan. “La contaminación interior está infravalorada e infracontrolada”, declara el ambientólogo e investigador del CSIC Xavier Querol.

El seguimiento de la calidad del aire en 40 escuelas de Barcelona constató que los menores estaban expuestos a niveles de contaminación atmosférica por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera seguro. Según la investigación de ISGlobal, la presencia de dióxido de nitrógeno (NO 2), asociado sobre todo a las emisiones de los vehículos, registró puntas de 47 microgramos por metro cúbico (mcg/m( 3)) en el patio de algunos de los centros estudiados, superando la frontera de 40 mcg/m( 3) por término medio anual que recomienda la OMS. Los niveles de contaminación, además, no caían en picado dentro del aula, donde la infiltración de NO 2 llegaba en algunos casos a los 30 mcg/m( 3).

El trabajo, dirigido por el investigador Jordi Sunyer y en el cual participó el mismo Querol, también certificó que el 84% del hollín procedente de los vehículos diésel podía detectarse en los centros escolares barceloneses. “Había casos en los que la concentración de hollín en el aula, que estaba orientada a la calle, era más alta que en el patio, que se encontraba en la parte interior del edificio”, explicó Querol. Añadió que esto probaba que muchas veces es más importante la distancia en que nos encontramos del foco de contaminación que si estamos en un espacio cerrado o al exterior.

Alerta de la OMS

Los niveles de contaminación del aire interior pueden ser entre dos y cinco veces superiores al exterior, según la OMS. Si se tiene en cuenta que el ciudadano pasa entre el 70% y el 90% de su tiempo en un entorno interior, los efectos sobre la salud no son menores. “La mala calidad del aire interior es responsable del 20% de infecciones respiratorias y de un 36% de las enfermedades pulmonares obstructivas”, calcula el jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Dexeus, Anna Cisteró.

Por esto, según los expertos, son necesarias leyes que regulen el “gran vacío legal” que existe en Cataluña y España en materia de calidad del aire interior. Querol defendió que hay países que ya lo han empezado a hacer, como Portugal y Francia, que ya ha analizado la calidad del aire en más de 10.000 escuelas, y reivindicó que se diera “más información” al ciudadano. “Cataluña ha sido siempre abanderada en legislación ambiental, por lo tanto no hay que esperar que lo haga Europa para actuar”, insistió.

En un interior —una casa o una oficina, por ejemplo— se pueden detectar centenares de contaminantes diferentes. Hay algunos que proceden del mismo espacio (como los compuestos orgánicos volátiles de pinturas, productos de limpieza o tejidos) y otros del exterior, como pasa con las partículas de la combustión de vehículos. También el radón, un gas radiactivo que se encuentra sobre todo en sustratos de roca granítica, entra en los edificios a través de fisuras, puertas y ventanas, y requiere una buena ventilación, explica Querol.

Muchas veces la interacción de los dos entornos —los contaminantes de fuera y de dentro— “dispara la presencia de partículas ultrafinas contaminantes”, añade. Las partículas PM2,5 pueden ser “las más peligrosas” para la salud porque la medida minúscula les da una gran capacidad de penetración, insistió Cisteró. Se asocian a enfermedades respiratorias y especialmente cardiovasculares. De hecho, las muertes prematuras en la UE derivadas de las partículas ascienden a 299.000 cada año, subrayó Querol.

La mejora de la calidad del aire en los interiores pasa por atacar las fuentes de contaminación de los alrededores. En el Reino Unido, por ejemplo, ningún centro escolar puede estar situado a menos de 100 metros de una vía donde pasen 10.000 vehículos al día, algo que “hoy es imposible” en Barcelona, dijo Querol. La electrificación del parque de vehículos —empezando por los comerciales, que circulan más horas— es otro de los ejes cruciales para mejorar la calidad del aire, así como el rediseño urbano con soluciones como superislas y carriles bici.

Paralelamente a combatir la contaminación exterior, el experto también vio con buenos ojos la instalación de máquinas de purificación del aire, sobre todo en espacios sensibles. Esta es una solución que ya se ha probado en ámbitos como el deporte de élite, los hospitales o la conservación cultural. Hay particulares y empresas que también se empiezan a interesar por ello. Es el caso de Veritas, que ayer anunció la instalación de dispositivos de filtraje del aire en todos los supermercados antes de finales de año. Será la primera cadena de todo el Estado que opta por esta solución de la mano de Zonair3D, una empresa avalada por la UPC.

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