ATAC TERRORISTA A CATALUNYA

Los instantes que habrían podido cambiar tres momentos del 17-A

El juicio revela ocasiones en las que coincidieron mossos y terroristas

Pau Esparch
3 min
Una imatge del terrorista Younes Abouyaaqoub fugint pels carrers de Barcelona després de l’atropellament a la Rambla.

BarcelonaLas imágenes volvieron a eclipsar el juicio por los atentados en Barcelona y Cambrils en su segunda semana. Después de los vídeos de los terroristas preparando explosivos en Alcanar, se vieron imágenes inéditas del atentado en la Rambla y de la fuga del autor del atropello. También se oyeron por primera vez los relatos de los dos mossos de esquadra que abatieron a Younes Abouyaaqoub en Subirats. Casi todos los testimonios de la semana fueron mossos, tres de los cuales relataron unos instantes que habrían podido cambiar algunos momentos del 17-A.

Uno de los que declaró llegó el 17 de agosto de 2017, poco después del ataque terrorista en la Rambla, a la Plaça Gardunya, detrás el mercado de la Boqueria. “Veo a un hombre de origen árabe con un polo de rayas y gafas de sol. Se para y mira la escena con cara de satisfacción y sobreexcitación”, recordó el agente, que iba de paisano y había irrumpido en el lugar con un coche sin logotipos, solo con la sirena. “Nos cruzamos las miradas. Nos quedamos cinco o 10 segundos mirándonos”. Mientras habían empezado a desalojar la Boqueria, recibieron el mensaje con la descripción del conductor de la furgoneta: “Están buscando a un chico vestido con rayas, dice la Guardia Urbana”.

“Me doy cuenta de que es el chico con quien me he cruzado”, explicó el mosso, que enseguida ató cabos y avisó de que había salido por detrás de la Boqueria en dirección hacia la Plaça Catalunya. “Parecía que escondiera algo en el brazo derecho. No vi qué ocultaba. Nos quedamos a una distancia de unos cinco o seis metros”. A pesar de la alerta, no cogieron a Abouyaaqoub cuando huía a la carrera del centro de Barcelona. El día después mostraron unas imágenes de los posibles terroristas al agente para que reconociera quién había visto y señaló al conductor de la furgoneta.

Un encuentro casual en la rotonda

La segunda semana del juicio también reveló otro momento en el que coincidieron mossos y terroristas sin que los policías supieran de quiénes se trataba. A las 15.25 h del 17 de agosto la policía recibió el aviso de un accidente en Cambrils. “La primera información era que se había producido en la N-340”, expuso uno de los agentes que buscaba el siniestro. Como no lo encontraban y el tramo coincidía con la AP-7, se dirigieron hacia la otra vía. “Fuimos a una rotonda. Para acceder teníamos que dar la vuelta. Conducía yo, con la sirena puesta, y miro a la izquierda si se acercan vehículos. Observo a unos 50 metros a una persona a pie. Son dos segundos porque estoy pendiente de la circulación”, describió.

“Damos la vuelta a la rotonda y ya no está. La persona que había provocado el accidente había abandonado el lugar. Reduzco la velocidad y se lo pregunto a mi compañero. Él ve que se va a pie hacia la autovía y como dice que va caminando y no corriendo, no le doy más importancia”, añadió. Todavía no tenían la descripción de la persona que se había ido del siniestro, pero cuando hacía 10 segundos que habían dejado la rotonda, otra patrulla encuentra el accidente y los testigos dicen que es un chico con unos pantalones y una camiseta de color gris. “Lo relaciono con la persona a la que he visto. Intentamos dar la vuelta y no lo encontramos”. Era Mohamed Hichamy, que al cabo de unas horas sería uno de los autores del atentado en Cambrils.

El juez Alfonso Guevara, que dirige el juicio del 17-A en la Audiencia Nacional y mostró un cambio de actitud en la segunda semana después de la queja de los abogados, puso a cuerpo descubierto una tercera situación en la que los hechos se habrían podido cambiar. En la declaración de otro mosso, preguntó por los disparos de dos agentes cuando Abouyaaqoub embistió el control de la operación jaula en la avenida Diagonal a las 18.45 h del 17 de agosto. Dos balas impactaron contra el Ford Focus que conducía el terrorista pero dos más acabaron en un Citroën Xsara que pasaba por ahí. Según el informe de la inspección ocular, uno de los disparos atravesó el reposacabezas del conductor de este segundo vehículo.

“En el reposacabezas del asiento del conductor se puede observar, en su extremo, dos orificios compatibles con impactos de bala, de entrada el de la parte posterior y de salida el de la parte frontal”, recoge el informe incluido en el sumario de la causa judicial de los atentados. La bala no hirió a nadie. Ante la perplejidad del juez de que ese disparo no hubiera causado ningún daño personal, el mosso admitió: “Fue un día de muy mala suerte y en algún caso hubo suerte”.

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