Los mossos que abatieron al terrorista en Subirats temían que provocara una explosión

Los dos agentes relatan en el juicio la escena en la que dispararon a Abouyaaqoub

Pau Esparch
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BarcelonaEl 21 de agosto de 2017 los Mossos d'Esquadra difundieron imágenes del autor del atentado en la Rambla, Younes Abouyaaqoub, para intentar encontrarlo. Solo pasaron unas horas hasta que, alrededor de las tres de la tarde, recibieron el aviso de que lo habían visto en un polígono entre Sant Sadurní d'Anoia y Subirats. Una patrulla de los Mossos de Vilafranca del Penedès paró el coche en la carretera que lleva hasta Gelida, pasada una depuradora. Los dos agentes continuaron la búsqueda a pie, por un camino de unos tres o cuatro metros de ancho que hacía bajada. Cuando habían avanzado pocos pasos, vieron al fondo, a unos 30 metros, a una persona con una camisa azul cielo, pantalones anaranjados y gafas de sol. "Cogí la emisora para informar y pedir si la descripción correspondía. No hubo tiempo de esperar la respuesta", ha explicado uno de los mossos en el juicio del 17-A .

"Se levantó la camisa y en la parte abdominal mostró un cinturón de explosivos. Observé tres o cuatro tubos metálicos y algún cable. Corrió hacia nosotros: «Al·lahu-àkbar, al·lahu-àkbar». Tiré la emisora al suelo, saqué el arma reglamentaria y empezamos a gritar: «Alto, al suelo». Hacía caso omiso. Corría con el brazo izquierdo protegiéndose como un escudo y con la otra mano presionando como si llevara algo, no podíamos ver si un detonador o un cuchillo. Hacía eses y, viendo que no desistía el ataque, yo y mi compañero empezamos a disparar. Continuó corriendo", ha expuesto el agente. Según su relato, con los primeros disparos Abouyaaqoub cayó cuando lo tenían a unos 10 metros. "Hice un cambio del cargador porque desconocía cuántas balas había disparado. Él se reincorporó. Disparé dos o tres veces más y cayó".

"Yo estaba de rodillas. Continuaba apuntando por si se volvía a levantar. Se hizo un silencio. Solo esperaba que soltara el detonador, explotara y muriéramos. No me podía levantar. Pasaron segundos, minutos. No lo sé. Oí a compañeros que llamaban. Me dijeron que fuera, atrás y me retiraron. Me hundí y me quedé en choque", ha recordado el mosso. El otro agente, que también ha declarado como testigo, ha recordado que al principio Abouyaaqoub salió de unos arbustos. Sobre los primeros disparos, ha añadido: "Cuando cae por primera vez no tengo tiempo de comunicarlo por radio. Se incorpora, da dos o tres pasos más y continúo disparando hasta que finalmente vuelve a caer. En ese momento me viene la imagen de una explosión inminente. No había ningún tipo de escapatoria. Me vi mutilado. Estaba en la posición de apuntara a la persona en el suelo, sin apartar la mirada".

A raíz de los hechos, los dos mossos han recibido un tratamiento por un trastorno de estrés postraumático, cosa que ha impedido que puedan optar a una especialización dentro del cuerpo. "En la vida cotidiana he tenido pesadillas e insomnio. He repetido miles de veces esta escena", ha remarcado uno de ellos. Ninguno de los dos ha sido indemnizado.

"Una cara desafiante y sonriente"

En esta séptima sesión del juicio también han intervenido los mossos que el 17 de agosto hacían el control de la operación jaula en la avenida Diagonal de Barcelona cuando Abouyaaqoub los embistió con un Ford Focus, después de haber matado al vecino de Vilafranca Pau Pérez. El control, formado por cinco vehículos logotipados y uno de paisano, obligaba a los coches a circular por un único carril. Fue a las 18.45 h, cuando habían pasado una hora y tres cuartos del atentado en la Rambla, cuando el terrorista salió del carril y aceleró hacia los vehículos policiales. El primer agente lo esquivó y después disparó al coche, pero el segundo y una sargento no tuvieron tiempo de reaccionar. Abouyaaqoub traspasó el control y huyó a toda velocidad. "Mostraba una cara desafiante y sonriente", han explicado los mossos que le vieron el rostro.

A pesar de que dos patrullas de los Mossos intentaron perseguir al coche, le perdieron la pista porque desde el control –al límite entre Barcelona y Esplugues de Llobregat– no veían la continuación de la carretera y resiguieron la vía, pero Abouyaaqoub había cogido la primera salida en Sant Just Desvern. El segundo agente y la sargento que resultaron heridos han sido reconocidos como víctimas del terrorismo. También ha declarado el mosso que investigó la muerte de Pérez, que ha apuntado que no se encontraron cámaras del recorrido a pie de Abouyaaqoub entre las 18.21 h y las 18.34 h, cuando se piensa que cometió el asesinato en la Zona Universitària. "[Pérez] Tuvo la mala suerte de que llegó ahí a una hora a la que no tendría que haber llegado y que se cruzó con quien no se tendría que haber cruzado", ha asegurado el policía.

El mosso ha añadido que tampoco se localizó el cuchillo con el que el terrorista mató a Pérez y que se llevó el móvil de la víctima pero no lo utilizó. El coche se encontró a las 20 h del 17 de agosto aparcado en Sant Just y tenía dos disparos en la parte de fuera que no habían traspasado al interior del vehículo de cuando se saltó el control policial. En cambio, dos disparos más que se dispararon en aquel momento impactaron en otro coche y una de las balas acabó en un reposacabezas.

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