LA CATALUNYA BUIDA

El teletrabajo abre un futuro de posibilidades para las zonas despobladas

Los expertos apuestan por políticas que fomenten la creación de nuevas actividades económicas

Maria Garcia
4 min
Una taula de treball amb vistes a la natura en una casa de les les Planes d’Hostoles.

GironaEl principal motor de las migraciones son las oportunidades laborales. Y sin posibilidades de trabajar, no hay repoblación posible. ¿Pero cómo se pueden crear nuevos puestos de trabajo en las zonas menos pobladas, que vayan más allá del turismo, la agricultura y la ganadería?

Josep Maria Piñol, geógrafo y técnico de la Cátedra de Economía Local y Regional de la Universidad Rovira y Virgili, defiende que el fomento de la actividad económica pasa por tres elementos esenciales. El primero, garantizar los derechos de la ciudadanía, "y esto quiere decir que el hecho de vivir en entorno rural no suponga una infradotación de servicios básicos que la administración debería dar. Pero como no hay gente, dicen que no es viable, no se implementan y esto facilita la inmigración ", sostiene Piñol, autor del estudio Innovació i desenvolupament rural: nou paradigma i la Catalunya Sud com a espai d’oportunitat (“Innovación y desarrollo rural: nuevo paradigma y la Catalunya Sur como espacio de oportunidad”). En segundo lugar, se deberían aplicar políticas transversales con una discriminación positiva del medio rural, "por ejemplo, desde el punto de vista fiscal, con exenciones". Y, sobre todo, tienen que solucionar "algunos estrangulamientos claves en infraestructuras, como la red eléctrica, el transporte e internet" para establecer las bases para atraer nuevas empresas.

Para Piñol, se debería seguir el ejemplo de otros países: "En Escocia hay estudios universitarios ubicados en espacios rurales y en Finlandia incluso en el pueblo más lejano tienen acceso a hospitales e internet".

"Hay que tejer una red de pueblos y ciudades a nivel comarcal, repartiendo los servicios básicos. Si lo articulas con buenas comunicaciones, casi nadie quedará fuera. Entonces sí que la gente podría realmente elegir el lugar donde quiere vivir, porque en todas partes tendría los mismos servicios y oportunidades", concluye el experto.

Desde abogados hasta informáticos

En la era de las nuevas tecnologías, ya no es necesario estar físicamente en un espacio para desarrollar según qué trabajos. Así, cualquier diseñador, arquitecto, telefonista, analista, historiador, informático, gestor, administrativo o abogado puede trabajar desde casa, y desplazarse a la sede de la empresa dos o tres días la semana. Y se pueden crear espacios de coworking en pueblos pequeños donde puedan juntarse los autónomos y compartir instalaciones, como hace la Associació Coworking que conecta una red de espacios de todo el país.

Asimismo, otra vía a explorar son las energías renovables y la autosuficiencia energética. Micropueblos como Sinan hace tiempo que trabajan para desconectar de la red y autoabastecerse gracias a placas fotovoltaicas. "Otro de los puntos fuertes es la gestión del patrimonio, porque muchas de las zonas deshabitadas tienen un patrimonio histórico y paisajístico muy relevante. Y también la gestión forestal, que además de ser importante para evitar grandes incendios, puede ser una fuente de nuevas oportunidades", apunta Joaquin Recaño, profesor de Geografía de la UAB.

Dentro del sector agroalimentario, hay todo un mundo a explorar, según el presidente de la Associació de Micropobles, Mario Urrea, que también es alcalde de Torrebesses: "Nos tenemos que diferenciar por la calidad de nuestros productos, no por la cantidad. Y tenemos de promover iniciativas que ayuden a los pequeños productores. Por ejemplo, en el pueblo hemos hecho un molino de aceite cooperativista y pueden venir emprendedores y hacer 2 o 5 litros de aceite, embotellarlo y comercializarlo". El coordinador técnico de la Associació de Iniciatives Rurals de Catalunya, Eduard Trepat, añade que también se tiene que de promover la incorporación de nuevos agricultores y el acceso a la tierra. "Hay propietarios de suelos agrícolas que no quieren comprar o vender con gente de fuera, y tenemos que dar una oportunidad a los jóvenes que quieren empezar y no tienen tierra para trabajar". Además, hay que crear una red de distribución para hacer llegar al consumidor los productos locales del territorio.

Administraciones más eficientes

Ahora bien, para que cualquier familia o empresa se instale en un pueblo, se necesitan administraciones que dispongan de recursos y competencias. "Los ayuntamientos pequeños no tienen herramientas ni presupuesto para dinamizar el territorio, y tampoco suelen tener capacidad de interlocución con la Diputación o la Generalitat", indica el profesor de geografía de la Universidad de Lleida (UdL), Jesús Burgueño, que también cree que "no es un buen negocio tener ayuntamientos que tienen tanta dependencia y tan poca capacidad de actuar". Burgueño fue uno de los autores del informe Roca que, hace 20 años, propuso sin éxito una redistribución territorial, agrupando pequeños municipios y dividiendo el país en veguerías. "Se puede respetar la identidad local de cada pueblo, pero si se comparte un solo ayuntamiento, será más fuerte y tendrá más recursos. Y un ejemplo que funciona es la Vall d'en Bas".

Sin embargo, ninguna política o iniciativa servirá de nada, subraya Trepat, si no se empieza a ver el mundo rural "como lo que es: una zona clave y estratégica del país. Porque es donde se producen los alimentos, y el papel del campesinado es esencial para la soberanía alimentaria".

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