La tempestad

La cuenta de resultados de Sánchez, según el PSOE, ya ha ganado con presentar la moción de censura

Ernesto Ekaizer
4 min
Pedro Sánchez ahir, abans de comparéixer a Ferraz per explicar els motius de la moció.

MadridEl pasado miércoles por la tarde impartí una conferencia en Palma, a invitación del Cercle d'Economía de Mallorca, que desde mis primeras palabras titulé La tempestad o Lógica general de la crisis en España, remontándome a las consecuencias de la crisis generalizada de la economía española y mundial iniciada en 2007, los efectos de lo que he llamado una recuperación estadística, o inocua para la inmensa mayoría de los ciudadanos, y la descomposición política del Partido Popular y del gobierno que preside Mariano Rajoy como resultado de la corrupción y de la resistencia del eslabón más débil de la cadena social, los pensionistas.

“Parece que Ariel, el espíritu del aire que actúa por cuenta de Próspero, ha desatado una tempestad para desestabilizar el barco en el que viaja su hermano Antonio”, apunté en referencia a la tardía obra de Shakespeare. Y creo, añadí, que en nuestro país estamos ante una tempestad prolongada.

Al hablar de la corrupción, la pesadilla que persigue como en las tragedias griegas -y perseguirá en los próximos años, cuando Rajoy se haya retirado-, al PP y a Rajoy, apunté que el magistrado Ángel Hurtado había retrasado la entrega de su voto particular sobre el caso Gürtel 1999-2005 hasta después de la votación de los presupuestos de aquel día, el miércoles 23 de mayo para no hacer inviable el respaldo de Ciudadanos y del Partido Nacionalista Vasco, que bastante había tenido con echarse atrás de su promesa de no apoyar al PP mientras siguiera vigente el artículo 155 de intervención de la autonomía de Cataluña.

Hurtado, en efecto, aportó la mañana del jueves, día 24, superados los presupuestos y salvado el pellejo de Rajoy, su voto particular.

Y acto seguido se notificó la sentencia en la que se declara al PP partícipe a título lucrativo (beneficiario) de un sistema de corrupción del PP-Gürtel para defraudar en las Administraciones Públicas, práctica que permitió engrosar la Caja B y financiar de manera irregular campañas electorales, al tiempo que se deja constancia de que aquellos testigos del PP (aunque no se le cita todos sabemos que Mariano Rajoy declaró en calidad de testigo el 26 de julio de 2017) negacionistas de los sobresueldos y la contabilidad B en el juicio, carecían de credibilidad.

La sentencia, que recoge todo lo que se pudo ver y leer en el juicio, que duró 13 meses, ha aflorado el cinismo de los partidos que han dado el apoyo a los presupuestos. Albert Rivera declaró que había un antes y un después en sus relaciones con el Gobierno, como si no supiese nada de la corrupción del PP de Rajoy a quien, por cierto, le arrostró en un debate de la campaña electoral la lista de los sobresueldos abonados por Luis Bárcenas, gerente y más tarde tesorero del partido. Hurtado también reconoce la Caja B, utilizando la expresión “contabilidad extracontable” acuñada por Bárcenas al responder a la fiscal Concha Sabadell en el juicio, pero se le atribuye en exclusiva al ex tesorero. No al partido. Es la tesis de Rajoy. Era la contabilidad B de Bárcenas.

A Pedro Sánchez, que se reunió el pasado 15 de mayo con Rajoy en La Moncloa para pactar una respuesta conjunta ante el gobierno de Quim Torra, la cuenta de resultados de la moción de censura le sale positiva. No advierte números rojos. Con solo presentarla, razona su equipo, ya se ha ganado, aunque no resulte fácil que salga adelante por las fuerzas heterogéneas que debe aglutinar para tumbar a Rajoy.

El principal objetivo, coger con el paso cambiado a un Rivera que viene de actuar de salvavidas de Rajoy en los presupuestos, está logrado. Según todas las encuestas, Ciudadanos amenaza la posición de segunda fuerza del PSOE y, lo que es más serio, hay un número de votantes de Sánchez que oscila entre medio y un millón de votos que simpatiza con Ciudadanos.

Uno de los objetivos de la moción de censura es canalizar la repulsa de los electores hacia Rajoy y su Gobierno.

Y el clima económico, político y social es propicio. Los pensionistas han logrado desarticular la reforma de las pensiones -la ley de sostenibilidad de 2013- durante 2018 y 2019, y siguen en la brecha para garantizar sus conquistas más allá de estos dos años mientras las sentencias en casos de corrupción que afectan al PP seguirán horadando la moral y confianza de este partido durante los próximos meses con condenas similares a la notificada el pasado jueves.

La corrupción es al PP lo que la piedra a Sísifo, rey de Efira (Corinto), quien estaba condenado a empujarla hacia la cumbre de la montaña, pero antes de llegar a la cima caía y así reiniciaba la tragedia de volver a empujarla cuesta arriba. Los juicios en los que el PP o personajes relacionados con el partido serán protagonistas se sucederán durante años.

Y atacar a jueces y fiscales, como ha hecho Rajoy ayer al criticar a los que “reparten certificados de credibilidad en España” -al tiempo que acusa al independentismo catalán de no aceptar o desobedecer al mandato judicial- no servirá para superar la crisis de confianza en su partido.

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