El presidente del pleno coartó el debate sobre el impuesto de las hipotecas

Su predecesor lo acusó de haber "hurtado" el debate

Ernesto Ekaizer
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El presidente de la sala de lo contencioso-administrativo del Supremo, Luis Díez Picazo

MadridEl presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, Luis Díez-Picazo, cortó la posibilidad de debatir la propuesta de hacer pagar a los bancos el impuesto a los actos jurídicos documentados de las hipotecas sin retroactividad. Aunque esa iniciativa transaccional de la magistrada Pilar Teso fue rechazada por 17 contra 11, los magistrados quisieron profundizar el debate, lo que fue cortocircuitado por Díez-Picazo, quien obligó a votar sobre si debían pagar los bancos o los clientes con el resultado de 15 a favor de mantener el pago por parte de los clientes y 13 de los bancos.

Díez-Picazo dio a los 28 magistrados dos turnos de palabra, primero para exponer su posición y posteriormente para completar sus puntos de vista en función de los argumentos de unos y otros.

Fuentes judiciales señalan a ARA que en esa fase, a pesar del fastidio y malestar de las últimas semanas, provocados por la intervención de Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y del presidente de la sala, Díez-Picazo, las cosas no se salieron de madre.

Fue sobre la fase final, después de la hora del almuerzo del martes pasado, cuando las cosas descarrilaron.

El presidente Díez-Picazo, durante su turno, se había mostrado favorable a la nueva doctrina jurisprudencial expuesta por los ponentes de la sección segunda, José Navarro y Nicolás Maurandi, pero con la condición de que no se aplicase retroactivamente.

Al final de la ronda, a falta de consenso ante la división existente, la magistrada Pilar Teso, que a título personal era partidaria de que pagasen los clientes, exhortó a sus colegas a forjar la transacción: que en adelante abonen el impuesto los bancos pero sin aplicar la nueva interpretación retroactivamente.

Teso es una de las candidatas, junto a Encarna Roca, actual vicepresidenta del Tribunal Constitucional, a presidir el Tribunal Supremo y el CGPJ en la renovación que se aproxima la primera semana de diciembre.

La iniciativa fue rechazada a bote pronto. 17 magistrados votaron en contra y 11 se manifestaron a favor.

Pero el Pleno quería seguir debatiendo. El presidente Díez-Picazo, que urgía a votar, preguntó:

-¿Cuántos quieren hablar?

Diez magistrados levantaron la mano.

-Esto es mucha gente… Hay que votar- cortó Díez-Picazo.

José Manuel Sieira, ex presidente de la sala tercera hasta 2015 cuando Lesmes le desplazó y colocó a Díez-Picazo, intervino:

-Estás hurtando el debate

-Yo soy el presidente, yo dirijo el debate. A votar –apuró nervioso Díez-Picazo.

En este ambiente tumultuario, cualquier presidente con cierta dosis de equilibrio hubiera llegado a la conclusión de que era mejor seguir debatiendo o, en todo caso abrir un paréntesis y continuar al día siguiente. Pero Díez-Picazo no era la persona para esta tarea.

En rigor, el estilo de Díez-Picazo, dijeron fuentes judiciales a ARA, es el de Lesmes. Hay un turno de intervenciones, pero no se busca cruzar argumentos, se trata de cubrir el expediente, sin un verdadero intercambio de puntos de vista.

Díez-Picazo vino a decir: son lentejas, las tomas o las dejas, la nueva doctrina viene sin retroactividad, para no perjudicar a los bancos, si no os gusta seguimos como antes.

Teso y varios magistrados como ella se pasaron del bando del pago por la banca sin retroactividad a que continúen haciéndose cargo los clientes.

La votación forzada llegó hasta el presidente con un resultado de 14 a favor de que paguen los clientes y 13 los bancos -sin ninguna referencia al tema de la retroactividad-. Díez-Picazo, que se había pronunciado a favor de la nueva doctrina sin retroactividad cambió de bando y apoyó que las cosas sigan como estaban antes de las tres sentencias del 16 de octubre.

Las acusaciones de magistrados conservadores en el sentido de que la sección segunda, especializada en tributos, había realizado un giro jurisprudencial sin razonamientos jurídicos fundados se revelaron, después de las exposiciones de los ponentes Navarro y Maraundi, como una patraña. El cruce de magistrados de un bando a otro demostró que el criterio jurídico brilló por su ausencia.

La crisis de la sala tercera ha sido el resultado de una larga gestación y se explica por la política de Lesmes de sustituir en 2015 al magistrado Sieira, quien aspiraba a un segundo mandato como presidente, y en favorecer la incorporación a dicha sala de magistrados cuyo único activo consistía en gozar de las simpatías del presidente del Supremo y del CGPJ.

Lesmes, muy a su pesar, ha colocado el balón en la línea de penalti para que Pedro Sánchez actúe. Ya el martes por la noche, según fuentes ministeriales consultadas por ARA, el presidente lo tenía claro: chutaría el jueves con un real decreto-ley para modificar el reglamento del pago del impuesto y asegurar que los paganos serán los bancos y no los clientes.

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