Estreno del ‘Concierto para piano’ de Guinjoan

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsEl estreno de un “Concierto” para piano y orquesta de Joan Guinjoan dio el punto justo de novedad al último programa que clausuró definitivamente la temporada de la Orquestra Ciutat de Barcelona, programa máximamente sugestivo integrado, por lo demás, con tres obras francesas del gran repertorio. […] En el haber de Joan Guinjoan figuran un buen número de partituras sinfónicas en las que encontramos una invariable constancia; la minuciosidad en su elaboración que le lleva a multiplicar los recursos por los que siente especial predilección; la variedad tímbrica con un sentido investigador, y el ímpetu rítmico con tendencia a una polirritmia que pese a su frecuente complejidad nunca resulta confusa o farragosa. Estas premisas definen perfectamente la sustancia primordial de su primer “Concierto” para piano y orquesta, lo que en principio ya es una cualidad, puesto que configuran un lenguaje personal. Si a eso añadimos que con este vocabulario Guinjoan consigue una rica variedad de efectos originales, fruto de su feraz imaginación, podremos valorar debidamente la obra. En sus compases nada se repite si no es para encontrar en las reexposiciones nuevas fórmulas sonoras y dinámicas. Tanto la orquesta como el piano se mantienen protagonistas a lo largo de toda la composición, sin un momento de respiro, con la sola aparición en tres momentos de “cadenzas” para el instrumento solista. Guinjoan era, y es todavía, un buen pianista y domina esta especialidad, lo que le ha inducido a escribir la parte del piano con una singular habilidad sin reparar en las extraordinarias dificultades que comporta. El “Concierto” está dedicado a Eulalia Solé que ha sido su brillante intérprete. Ella ha demostrado en otras ocasiones su gran capacidad para asimilar este tipo de obras pero esta vez se ha superado. Su rotundo dominio técnico y el haber estudiado a fondo la particela le permitió matizar su vehemente dicción, pasando de la dureza percusiva a la morbidez expresiva, a la pulsación fluida, al fraseo adecuado para las episódicas delicadezas impresionistas que tampoco faltan en el substrato de la pieza como testimonio de la filiación estética del compositor, que al lado de Eulalia Solé y del director Yves Prin, fue destinatario de prolongados aplausos.