Sempronio 1957
12/09/2020

Magriñá cuelga las zapatillas (1957)

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Magriñá cuelga las zapatillas (1957)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsQuizá, quizá el día, ya lejano, en que Juanito anunció que quería ser bailarín, su padre, estupefacto, creyera que el había elegido el camino de la holgazanería. ¡Craso error! Terpsícore agota a sus servidores, convirtiéndoles en forzados. Ayer, a la una de la madrugada, Magriñá, jadeante, recibía los aplausos del público del Liceo. Ocho horas después, al levantarme yo de la cama, se me ocurrió entrevistarle. Le suponía durmiendo, digiriendo en paz las fatigas y los éxitos de la noche anterior… ¡Sí, sí! Tuve que ir a encontrarle en los sótanos del Liceo, vistiendo ya el traje de faena y dando saltos sobre el entarimado de la sala de ensayos. -Todos los días lo mismo -replica a mi sorpresa-. Mientras dura la temporada, el trabajo es durísimo. Y me pide permiso para proseguir el ensayo, para coger por la cintura y suspender en el aire a una señorita monísima, auténtico bombón envuelto en una malla azul celeste. Ahora que Magriñá anuncia su despedida de la escena, renunciando al puesto de primer bailarín del Liceo para seguir desempeñando únicamente los de maestro de baile y coreógrafo, resulta oportunísimo dejar sentadas algunas y fundamentales cosas. Aludía yo al posible estupor de su padre al enterarse de que el hijo le había salido bailarín. No había para menos. En aquellos tiempos la danza, en Barcelona, era considerada una verdadera extravagancia, si no algo peor. Ha sido Juan Magriñá quien, con sus pies, ha allanado el camino para que varios centenares de chicos y chicas españoles pudieran dedicarse al baile sin despertar sospechas ni oposiciones. […] Haber llegado a ser primer bailarín y maestro de baile del Liceo lo considera maravilloso. Fue la plena realización de su ideal que, en 1926, por ejemplo, parecíale demencial sueño. -Y digo 1926 porque fue en este año cuando, faltándole un jovencito para las danzas de El príncipe Igor, Wasilieff me brindó la oportunidad de brincar por primera vez en este escenario. Apenas hacía dos meses que el joven de Villanueva y Geltrú (Magriñá es oriundo de esta ciudad marinera, semillero de personalidades originales) había bailado por primera vez en público al representarse en el Palacio de la Música El burgués gentilhombre. Su rápida, aunque ocasional incorporación en una compañía de bailes rusos de paso por Barcelona, atestigua los dones y el oficio manifiestos del debutante. A los seis lustros de aquella meteórica salida, tras una carrera constelada de éxitos. Magriñá considera que su puesto hállase, de hoy en adelante, en la coreografía y en el magisterio. Es una decisión que supongo le habrá costado tomar. -¿No vas a hacer lo que tantos, reaparecer el día menos pensado? -insinúo. -Puede ocurrir. No rompo ni mucho menos mis zapatillas. Será, empero, en circunstancias excepcionales y en determinados “rols”. El puesto de primer bailarín lo ocupará otro… […]

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