Joaquín Marco 1972
07/11/2020

Perucho y la literatura de imaginación (1972)

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Perucho y la literatura de imaginación (1972)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsEn otras ocasiones nos hemos ocupado de Juan Perucho y de su literatura. La última de sus obras publicadas, con anterioridad a Historias secretas de balnearios y Botánica oculta o el falso Paracelso, mostraba claramente el camino de depuración que ha emprendido con su literatura. Sin embargo, su obra sigue sin ocupar el lugar que merece en un panorama tan definido y parcelado como el contemporáneo. Ello se debe principalmente a dos motivos. La dificultad de encajar sus narraciones en un género determinado. Lo más cercano a las producciones de Perucho son los cuentos, género al que el lector español no está acostumbrado. Sin embargo, desde Jorge Luis Borges, hasta el mismo Kafka -por citar dos ejemplos estelares- han realizado lo mejor de su obra dentro de este género que no debe ser considerado menor. La segunda razón es todavía de peso mucho más considerable. Perucho escribe una literatura en la que la imaginación juega el papel primordial. La obra de Perucho tiene, claro está, contactos con la realidad; podríamos decir, incluso, que se encuentra aferrada muy en la realidad, pero dicha realidad viene sublimada por una lógica mágica. Perucho no es, pues, un novelista ni un poeta. Es fundamentalmente un escritor de otro género, que no cultiva la ciencia ficción, ni la novela policíaca, ni la erudición, ni la poesía, ni el terror, ni el cuento mágico para niños. Y, sin embargo, la obra de Perucho se mueve dentro del campo amplio, del fenómeno literario en el que debe reservársele un papel. […] El sistema artístico de Perucho está basado en el misterio: “Al fin, les estallará, por encima de sus ilusionadas cabezas, la evidencia de todo lo que es misterioso en el mundo: la risa, los latidos del corazón, la simple forma de las cosas. Quizá también una cometa en el cielo o el rebuzno, desesperado y triste, de los burros. Puede ser”. Esta estética del misterio de las cosas y de los seres procede, sin duda, de la comunión de Perucho con la pintura y la estética surrealista. Ya en su libro de poemas El Médium (1954), en catalán, mostraba el escritor una estrecha relación entre lo inconsciente y lo consciente y en Joan Miró (1968) formalizaba el interés, siempre demostrado, hacia una doctrina que tanto incide en su propio proceso de creación. Al poner en boca de Manolo Hugué, el escultor, las siguientes palabras, Perucho define sus propósitos en el amplio campo del arte: “Porque, según decía, en el camino del arte lo importante es ir andando, aunque sea detrás de la procesión. Se puede ir con una antorcha encendida, con un cirio o una candela de a sueldo. Lo demás, todo es ceniza, polvo, nada”. […].

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