Editorial D’‘el Corresponsal’, 1839
26/11/2019

Visita de las cárceles (1839)

2 min
Visita de las cárceles (1839)

Tria J. M. CASASUSDe l’editorial publicat a El Corresponsal aquest dimecres fa 180 anys. Era un diari editat a Madrid per industrials catalans que volien influir a Espanya. Xavier Martí i Ylla presenta demà al Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (Terrassa) el seu llibre Els diaris de Foment. El CorresponsalEls diaris de FomentPremsa industrial al segle XIX

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Según aparece de los datos recogidos, de los novecientos presos que se custodian en las cárceles de Madrid, más de la mitad no deben pertenecer a ellas. Una gran parte son confinados de uno y otro sexo, otra militares, otra jóvenes, que debieran hallarse en una casa correccional: y hechas estas substracciones es mucho más expedita la resolución del problema. Antes de darla, manifestaremos que la permanencia de los confinados en la cárcel de detención es un abuso lamentable que debe y puede corregirse fácilmente, por los medios que ya otra vez propusimos, y que la Sociedad Filantrópica no desaprovechará sin duda, de abolir este método absurdo de las cuerdas, substituyendo en su lugar la conducción periódica y continua por carruajes celulares, lo cual sobre ser más cómodo, útil y ventajoso a los presos, sería también más económico al erario, y verificándose la salida de estos carruajes dos veces por mes, era imposible que hubiese en Madrid más de doce o quince confinados detenidos, cortándose además otros abusos no menos perjudiciales de encontrarse reos sin cumplir en la capital años y años su condena. Ahora bien, reducido Madrid a 450 o 500 presos, nada más sencillo que hacer una cárcel donde estuvieran observándose las reglas de salubridad, separación, talleres, incomunicación, seguridad y disciplina. […] Una casa de corrección de jóvenes y otra de mujeres además de la galera, que es para las sentenciadas por delitos justificados, son de absoluta necesidad. Sin ellas serán inútiles los esfuerzos para corregir la inmoralidad que nos devora. […] Existe vagando por estas calles de Madrid un plantel de criminales, que nacen en el abandono. Deben su existencia al crimen o a la miseria, carecen de hogar, de vínculo alguno social, de instrucción y de recursos: su razón se desarrolla emprendiendo una carrera de crímenes, que comienzan por el hurto ratero y concluye con la ferocidad del asesinato, y en vano serán los medios de represión y el castigo de los delincuentes, si mientras la sociedad castiga a unos, deja que medren otros para reemplazarlos. Igual y quizá más pernicioso es el abuso de las mujerzuelas, que no solo delinquen y pervierten a los jóvenes con su desarreglada y viciosa conducta sino que incitan a cometer nuevos delitos dando a la criminalidad el atractivo de la galantería. Estas casas pueden establecerse a poca costa, y una vez montadas, no dudamos que proporcionarán lo necesario para su mantenimiento. Decisión, celo y actividad requieren solo estas reformas: si no se emprenden y llevan a cabo, ¡pobre España! ¡cuán poco podrá esperar de sus gobernantes!

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