El enfermo nuevo y la patología que nace (1963)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsEl patólogo científico de nuestra hora vive una situación en la que convergen en su espíritu mensajes de procedencia plural, pero todos ellos poseen, como carácter, su originalidad y la fresca ingenuidad de lo que acaba de nacer. […] El enfermo nuevo, que ha emergido en nuestro ambiente en las últimas décadas, no tiene precedente en ninguna de las etapas históricas de las distintas civilizaciones conocidas. La Medicina, tan pertrechada de recursos científicos y de métodos de exploración y de tratamiento, se abre ante el patólogo con una conciencia de limitación y de insuficiente eficacia, y es el caso que la servidumbre que crea la especialización, y la excesiva objetivación del acto médico que ha condicionado la Medicina especializada, no son argumentos decisivos que expliquen esta conciencia de crisis de la Medicina de hoy. […] Es seguro que nada hay que rectificar de la vieja patología científica, pero su vigencia, como poder único de comprensión de la enfermedad y de sus causas a nivel extracelular, comienza a resentirse. A título de ejemplo recordemos que el reciente hallazgo hecho por Burnet -en el organismo existen células especialmente competentes para producir anticuerpos de defensa-, ha servido para que un grupo de clínicos de Australia hayan interpretado ciertas enfermedades hepáticas crónicas de forma muy radicalmente distinta, que hasta ahora, al apercibirse que cierto número de estas células de la inmunidad pueden sufrir mutaciones, y configurar un «Grupo celular prohibido”, el cual forma substancias de ataque a los propios órganos del cuerpo, fundamentalmente al hígado, lo que han confirmado mediante la técnica de los anticuerpos fluorescentes. […] La trascendencia e importancia de estos descubrimientos representa una incitación constante al patólogo para que adopte una nueva actitud. De la misma forma que en el siglo XV, en la época de los descubrimientos oceánicos, la arribada de cualquier barco a cualquier playa representaba la posibilidad de recibir un mensaje en el que se comunicaba que el mundo había aumentado en centenares de miles de kilómetros, que había hombres y tierras nuevas. No violentan la prudencia, por lo tanto, aquellos que hacen teoría y doctrina científica, hablando de un enfermo nuevo y de una patología que nace.