Carlos Sentís (1992)
26/05/2020

Era de Reus (1992)

2 min
Era de Reus (1992)

Tria J.M. Casasús[…]

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Figueres y Reus son las dos ciudades no capitales de provincia que mayor índice de personajes han acunado. Y más la segunda que la primera. Bien pudo decir Dalí: “De no haber nacido en Figueres, me hubiera gustado nacer en Reus”. Salvador admiraba enormemente al pintor Fortuny y al general Prim. Una de las últimas veces que le vi ante una tela, terminaba a la limpia luz de Portlligat una interpretación de la Batalla de Tetuán, donde los pinceles de Fortuny campean a Prim, sable en alto, entre sus voluntarios catalanes. […] Aparte de los reusenses que han destacado o destacan en Barcelona -ahora mismo hay nada menos que dos consellers de la Generalitat, Laporte y Vilalta-, es realmente curioso el número y calidad de los que han “triunfado” en Madrid. Después del “caixa o faixa” -“ataúd o generalato”- de Prim, hay que apuntar a Fortuny, quien a diferencia del primero no sintió, en sus años de éxito, la misma vocación reusense. Prim contestó a la reina, quien le preguntó cuándo perdería su acento catalán: “Lo que sentiría, señora, es que me reprocharan haberlo perdido cuando vaya a Reus”. […] En los últimos decenios, reusenses, especialmente del mundo económico, abrieron mucha brecha en Madrid. Abelló Pascual, que salió de Reus con productos farmacéuticos a cuestas, fue presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, y su hijo Juan, financiero, lanzó a su entonces socio Mario Conde. […] El barrio de El Pilar y otros sectores urbanos de Madrid fueron edificados por José Banús, que ha dejado su nombre en la denominación del puerto que construyó en la Costa del Sol. El político y senador Josep Andreu Abelló también actuó en Madrid y su hijo Narcís ha sido presidente de la compañía Iberia. En el anterior régimen fue ministro Enrique Fontana y se establecieron en profundidad los hermanos Llopis. En el siglo pasado y alejado, en este caso, del mundo de los negocios, hay que apuntar a Pedro Mata, uno de los padres de la psiquiatría, y cuyo nombre lleva el importante manicomio de Reus. El doctor Mata -época romántica- era también poeta. El dramaturgo y ministro Bretón de los Herreros habitaba, en Madrid, en el rellano de su misma casa. Cansado, Mata, de que llamaran a su puerta preguntando por el otro, colgó un aviso: “En esta mi habitación no vive ningún Bretón”. La réplica fue mucho más contundente. En la puerta del vecino de enfrente se pudo leer:

«Vive en esta vecindad

cierto médico poeta

que al pie de cada receta

dice Mata y es verdad.»

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