Manuel Vázquez Montalbán
01/09/2017

La resaca (1992)

2 min
La resaca

Peces històriques triades per Josep Maria CasasúsPaseo por esta nueva Barcelona postolímpica entre otros mirones y, aunque no nos lo confesemos, algo parecido a la melancolía tiñe el aire que respiramos. Todo esto se construyó para que fuera escenario y maquinaria del gran espectáculo, pero también para que después fuera utilizado por la ciudadanía. Y los ciudadanos cumplen. Ya no están de espaldas al mar, sino que lo contemplan cara a cara y disciplinadamente repasan las construcciones, mientras por las rondas subterráneas las serpientes de coches demuestran un decidido empeño en apoderarse del subsuelo una vez ocupado el suelo. Por cierto, ¿quién ha sido el impresentable que ha señalado el límite de velocidad en ochenta kilómetros por hora? O sólo se puede ir a cuarenta o si se respeta el ir a ochenta se desperdicia una mejor relación tiempo y espacio, bajo una estúpida moral represiva, cazadora de multas. Se ha dejado la ciudad preparada para ser otra cosa, pero nadie sabe exactamente qué cosa es ésa. Ya no es la ciudad viuda de poder de Rubió, ni la rosa de fuego de los anarquistas y de Romero Maura (su rebautizador científico), ni conserva casi nada de la dialéctica Manchester-Icaria, ciudad de prodigios inevitables, […] que sigue estando más cerca de la Ciudad de Ferias y Congresos de Porcioles que de cualquier otro imaginario de su pasado. Es más. Yo creo que si algún imaginario barcelonés se ha reforzado es el porciolesco, con una sensible mejoría en los arquitectos y los príncipes, es cierto. Bonita ciudad, pues, para ferias y congresos. ¿Qué ferias? ¿Qué congresos? Se reclamaba la capitalidad o una de las capitalidades financieras de Europa. ¡Pero hay tanta competencia! Que Barcelona reclame ser capital financiera de Europa se parece bastante al sueño andaluz de construir allí abajo la California europea, en un momento de crisis galopante de la California de Estados Unidos y de auténtica cola de países aspirantes a crecer gracias al sol y a los chips. Nos hemos quedado a la espera de una sanción, provocación, desafío exterior para llenar de contenido el estuche de la Barcelona Olímpica. Acabados los Paralímpicos, he hecho un repaso de posibles acontecimientos universalizadores libres de atribución y sólo nos quedaría la posibilidad de reclamar un Congreso Eucarístico a comienzos del año 2000, cuando se cumpla el medio siglo del anterior. Pero hay que urdir algo mientras tanto para que los hoteles, las oficinas y las esperanzas se llenen y nos quede el suficiente dinero para mantener la nueva jardinería y la nueva monumentalidad. […]

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