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El FBI investiga uno a uno a los 25.000 soldados que tienen que proteger la investidura de Biden

Washington y muchas capitales de estado están blindadas y las manifestaciones del domingo fueron fallidas

Albert Castellví Roca
3 min
Les tropes de la Guàrdia Nacional d’Utah i els oficials de la patrulla de la carretera de Utah fan guàrdia a l’edifici del Capitoli

BarcelonaEl FBI está investigando a los 25.000 soldados de la Guardia Nacional que se han desplegado en Washington para proteger la investidura de Joe Biden este miércoles, por miedo de que pueda haber un ataque desde el interior. Después del asalto al Capitolio el 6 de enero, la capital federal y las capitales de algunos estados están fuertemente custodiadas, y las protestas convocadas este domingo solo han reunido a pequeños grupos de ultra derecha.

La agencia de seguridad ha alertado a los comandantes y ha formado a miembros de la guardia para que busquen potenciales amenazas dentro de sus filas, según ha confirmado a la agencia AP el secretario del ejército Ryan McCarthy. "Estamos siguiendo el procedimiento y haciendo segundas y terceras revisiones de todo el personal asignado a esta operación", ha dicho en una entrevista este domingo. Hasta ahora, asegura, no se ha encontrado ninguna amenaza.

Protestas minoritarias

Tenía que ser el inicio de una oleada de protestas que se alargara hasta la toma de posesión de Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos, pero a la hora de la verdad solo unas cuantas decenas de personas salieron a las calles a denunciar el inexistente fraude electoral. Durante la jornada los incidentes han sido mínimos y el fuerte despliegue policial alrededor de las sedes legislativas ha neutralizado a los pocos manifestantes que se han movilizado.

Washington y las capitales de muchos estados (especialmente aquellos donde el resultado electoral fue más ajustado y donde Donald Trump centró sus acusaciones de fraude) están blindadas. En la capital federal se desplegarán 25.000 guardias nacionales, y como mínimo doce estados más habían activado también a las tropas de sus respectivas Guardias Nacionales para proteger a sus Capitolios. Los seguidores del presidente saliente habían señalado a los Congresos de los 50 estados como nuevo objetivo de sus protestas, en una especie de réplica descentralizada del asalto del día de Reyes al Capitolio de Washington.

“Estamos preparados para cualquier cosa. No toleraremos ningún acto de violencia”, dijo, en declaraciones a Reuters, el agente Pedro Muniz, de la Guardia Nacional de Connecticut, donde se esperaba que unos 2.000 trumpistas intentaran asaltar el Capitolio. El FBI había advertido de que en todo el país podrían tener lugar manifestaciones de ultraderecha con participantes armados y envalentonados después de los hechos del 6 de enero.

A pesar de todo, hasta ayer noche (la tarde en los EE.UU.) la mayoría de los agentes desplegados por el país habían tenido muy poco trabajo. Es probable que la gran presencia de fuerzas del orden disuadiera a los manifestantes, pero también hay que tener en cuenta que, desde el asalto al Capitolio, a muchos de ellos se les han bloqueado las cuentas de Twitter. Además, ha dejado de funcionar Parler, la red social a través de la cual se solían organizar los movimientos de extrema derecha.

Entre los pocos incidentes registrados está la detención de un hombre que paseaba por el centro de Washington de madrugada con una pistola “claramente visible”, tres cargadores de alta capacidad y 37 balas, lo cual vulnera la legislación sobre armamento de la ciudad. El sábado también se había arrestado a una mujer que intentó hacerse pasar por agente de seguridad y el viernes fue detenido un hombre que había intentado entrar en la zona donde tendrá lugar la toma de posesión de Biden con una acreditación falsa y armado con una pistola y 500 balas. El hombre, sin embargo, ha asegurado al Washington Post que trabaja para una agencia de seguridad que ha sido contratada para la investidura y que se acercó a su punto de control del Capitolio porque se había perdido.

Preparados para todo

A pesar de la ausencia de incidentes a tres días del inicio del mandato de Biden, su equipo no baja la guardia. En una entrevista a la cadena ABC News, la futura directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, sugirió que no descarta que la ceremonia de toma de posesión no se pueda hacer en el exterior del Capitolio, como marca la tradición. “Nuestra intención -dijo- es que el presidente electo ponga la mano sobre la Biblia junto a su familia en el exterior de la fachada oeste del Capitolio. Pienso que esto mandará un mensaje visual increíblemente importante al mundo sobre la resiliencia de la democracia norteamericana”. Según ella, a partir de hoy el equipo de Biden se reunirá cada día con los actuales responsables de seguridad para garantizar que estarán preparados para “cualquier escenario que se pueda presentar” después de la toma de posesión.

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