La primera oleada del covid frena un de cada cuatro trasplantes de órganos en Catalunya

Los hospitales retroceden cinco años con 997 implantaciones anuales, un 23% menos que en 2019

Gemma Garrido Granger
5 min
Un trasplantament a la Vall d'Hebron.

Santa Coloma de GramenetSin camas de cuidados intensivos ni profesionales sanitarios que pudieran operarlos, las personas pendientes de un trasplante de órgano han vivido en su propia piel la otra cara de la epidemia: la de pasar a segundo plano a pesar de necesitar más que nunca el sistema sanitario. Acostumbrados a ser líderes en trasplantes y donaciones en el ecosistema europeo y después de siete años encadenando datos de récord, la epidemia ha truncado el éxito de los hospitales catalanes, que tuvieron que suspender muchas de estas intervenciones durante tres meses para poder hacer frente al virus. Concretamente, el año pasado se practicaron un total de 997 trasplantes de órganos, un 23% menos que en 2019, cuando se lograron las 1.296 intervenciones.

Los trasplantes más frecuentes el año pasado fueron los de riñón (677), hígado (188) y pulmón (73), unas cifras que cayeron hasta un 40% respecto al año anterior en el caso de las implantaciones pulmonares. El trasplante de corazón es el que sufrió la caída más drástica: pasó de las 70 intervenciones de 2019 a las 36 del año pasado; es decir, se practicaron la mitad de trasplantes cardíacos a todo el país. En cambio, los hepáticos y los pancreáticos solo se han reducido un 4,6% y un 15%, respectivamente.

Estas cifras han hecho retroceder a Catalunya cinco años atrás, al 2015, cuando se hacían 955 trasplantes. Durante el pico de la crisis sanitaria, entre los meses de marzo y mayo, los trasplantes se limitaron a los pacientes pediátricos y a los casos urgentes, que son los que necesitan el trasplante de un órgano vital para sobrevivir. "El 2020 ha sido un año muy complicado pero, a pesar de la pandemia y gracias al esfuerzo de los profesionales, hemos hecho casi un millar de trasplantes", ha celebrado este martes la consellera de Salud, Alba Vergés, en la rueda de prensa anual para hacer balance de la actividad de la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT).

Les autoridades sanitarias remarcan que cuando los hospitales pudieron recuperar parte de esta actividad quirúrgica capital, a partir del verano, se garantizó el acceso progresivo de los pacientes. Además, destacan que los trasplantes pediátricos han vuelto a batir su propio récord, con 54 intervenciones, la mayoría (47) realizadas en el Hospital del Vall d'Hebron. En detalle, el año pasado se hicieron 24 trasplantes de riñón infantiles; 19 de hígado; 6 de corazón y 5 de pulmón.

"Durante la primera oleada, gracias a la menor afectación del covid en los niños, los programas de trasplante pediátricos estuvieron abiertos, y esto permitió mantener o incrementar la actividad durante los meses más complicados", ha explicado el presidente de la Sociedad Catalana de Trasplante y jefe de la unidad de trasplante renal del Hospital del Vall d'Hebron, Francesc Moreso.

En cambio, los trasplantes de adultos prácticamente desaparecieron durante la primera oleada: en marzo se hicieron 29; en abril solo 7, la cifra más baja documentada, y en mayo 36. El revés epidemiológico hizo caer la tasa de trasplantes por millón de población hasta las 128 implantaciones. El año 2019 se estaban haciendo 169.

Menos donaciones

Cuando todos los hospitales se convirtieron en espacios de atención exclusiva y continuada al coronavirus, una de las primeras decisiones de los centros fue suspender todas las intervenciones quirúrgicas no urgentes para liberar espacios en las UCI para el coronavirus. Los sanitarios tampoco se atrevían a exponer a los pacientes por su extrema vulnerabilidad. Además, aunque hubieran querido, tampoco habrían podido: la mayoría de cirujanos se habían convertido en médicos intensivistas y los enfermeros se dedicaban de pleno al covid. "La primera oleada fue traumática: frenó repentinamente toda la actividad de trasplantes", sintetiza Moreso.

Hasta junio no se pudo recuperar cierta actividad y, aun así, los hospitales todavía ahora bregan para paliar los graves efectos de la parada y recuperar la normalidad. Sobre todo, trabajan para no tener que recurrir de nuevo al cierre de los quirófanos ahora que la tercera oleada los golpea con fuerza. Por otro lado, durante la segunda oleada, el embate del virus no ha hecho oscilar la curva de trasplantes, sino todo lo contrario: las intervenciones se han mantenido relativamente elevadas, con un centenar de implantaciones mensuales (ver gráfico).

Como la mayoría de implantaciones se aplazaron durante tres meses, no solo fueron los trasplantes los que quedaron reducidos a su mínima expresión en el primer trimestre del año, sino que también los procesos de donación de órganos se pararon en seco. El año pasado se destinaron un 29% menos de órganos que en 2019: pasaron de los 510 donantes cadáver válidos a los 267. Además, también se ha registrado un descenso del 17% en los donantes vivos, que han pasado de los 134 del 2019 a los 111 del año pasado. Indirectamente, la pandemia ha frenado un altruismo del que Cataluñnya siempre se había podido vanagloriar.

Sin embargo, Vergés ha querido destacar el trasplante de útero que realizó el Hospital Clínico el mes pasado entre hermanas, el primero en todo el Estado, y el tercer trasplante renal cruzado de donante vivo que hizo la Fundación Puigvert conjuntamente con Portugal, el primero en el ámbito internacional del sur de Europa.

Además, el Banco de Sangre y Tejidos de Catalunya distribuyó 13.133 unidades de tejidos en 2020: 2.716 unidades de tejido ocular; 9.646 de tejido musculoesquelético; 465 de tejido cutáneo y 306 de tejido cardiovascular. Y otro dato positivo fue el incremento de los donantes de médula ósea en Catalunya, que han pasado de los 56.509 a los 61.536 a pesar del impacto de la pandemia.

El director del OCATT, Jaume Tort, ha remarcado que se ha producido una bajada de donantes por accidente de tráfico, muy relacionada con la parada del país y el confinamiento domiciliario, con un 2,6% del total de tejidos donados por personas finadas. El 2019, en cambio, representaban el 6,1% de los casos. En total, los 378 donantes cadáveres y vivos, gestionados en los 23 centros autorizados de Catalunya, han generado 1.031 órganos aptos para el trasplante.

Listas de espera sesgadas

Y a pesar de que gradualmente las donaciones y los trasplantes se han ido incrementando, en parte porque el sistema se ha adaptado y ha establecido circuitos diferenciados para garantizar la seguridad de las instalaciones, a finales de año todavía no se pudieron recuperar los niveles prepandemia. Si bien a priori las listas de espera para un órgano se han ido reduciendo y este año solo hay 1.073, cuando el 2019 eran 1.217, Tort ha admitido que esta es una interpretación sesgada.

"No se han incluido nuevos pacientes debido a la disminución de la actividad de consultas externas y derivaciones, especialmente durante la fase crítica de la pandemia", ha detallado. En definitiva, el año pasando entraron en la lista menos candidatos a recibir un órgano que otros años y, por lo tanto, las cifras "tendrían que ser superiores". En concreto, el 31 de diciembre constaban 925 personas esperando un riñón, 40 un hígado, 31 un corazón, 53 uno o dos pulmones y 23 un páncreas. De estos, 14 son niños y adolescentes.

En cuanto a los consentimientos para la donación de órganos, si bien ocho de cada 10 familias de los candidatos a donantes consintieron la extracción de los órganos o siguieron los deseos de su familiar (voluntades anticipadas o manifestaciones verbales), hubo un 16,5% que se opusieron a que los tejidos de un pariente se destinaran a otra persona. Esto supone un 0,5% menos que en 2019. La mayoría de las oposiciones se formularon por familiares que no aducían ningún motivo concreto o por el mismo potencial donante, que así lo dejó dicho de forma anticipada. También destacan las negativas por dudas de la familia con la integridad corporal después de la muerte y por razones religiosas.

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