17/12/2020

El análisis de Antoni Bassas: 'El rey de la opacidad'

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Hoy el ARA ha avanzado en exclusiva esta noticia: Juan Carlos I, el rey emérito exiliado en los Emiratos Árabes, ingresó la semana pasada en la clínica Cleveland de Abu Dhabi después de haberse contagiado de covid-19, según ha podido saber el ARA. Se desconoce el estado en que se encuentra actualmente. Consultada por este diario, la Casa del Rey ha explicado que "no tiene información" sobre el rey emérito. El gobierno español también asegura que desconoce como está Juan Carlos I. "Este asunto lo gestiona la casa real y no hay información que podamos trasladar".

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Si todas las instituciones tienen un problema en esta época en la que la velocidad digital hace que las informaciones se filtren más fácilmente que nunca y hay más demanda de transparencia que nunca de la sociedad, la monarquía española tiene este problema, corregido y aumentado. Ya se ha visto en el caso de Juan Carlos: recordarán a Pedro Sánchez, cuando Juan Carlos se marchó en agosto y no se sabía dónde estaba, diciendo que el gobierno español, el gobierno surgido de un parlamento escogido democráticamente, no sabía donde paraba el rey, y se quedaba tan tranquilo. Ahora no sabemos cómo está ni qué tiene. Es, sin embargo, la punta del iceberg de una situación que hace décadas que se arrastra: en España la responsabilidad legal del rey se ha acabado convirtiendo en impunidad. Las comisiones del rey por los negocios de las empresas españolas en el extranjero lo demuestran. Y se ha acabado convirtiendo en impunidad ante la vista gorda de los gobiernos del PP y del PSOE y los intereses de las grandes empresas españolas cotizadas.

Juan Carlos era el símbolo alrededor del cual todavía se podían ver a socialistas y populares, a los viejos comunistas del PCE, incluso a los nacionalistas catalanes de CiU, a los catalanistas del PSC y, más modernamente, a Ciudadanos y Vox, sobre todo a Vox. Ahora el mito Juan Carlos se deshace, mancha la página de la Transición y complica el presente de la corona que ahora ciñe su hijo Felipe de Borbón, que de aquí a una semana tendrá que de explicarse si no quiere ningunear al pueblo, depositario de la soberanía.

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Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.