Opinió 06/02/2021

La cuestión sanitaria y la Universidad (1918)

EDITORIAL DE ‘LA VANGUARDIA’ 1918
2 min
La cuestión sanitaria y la Universidad (1918)

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsD’un editorial de La Vanguardia (9-X-1918). Aquella tardor, dels 650.000 habitants de Barcelona, n’hi havia 150.000 d’afectats pel virus gripal. El 8 de març d’aquell any Josep Pla havia anotat en Elquadern gris que la Universitat estava tancada a causa de la grip. El 4 de desembre el claustre volia reprendre les classes i recuperar les anul·lades per l’epidèmia. En fi: un curs si més no sense docència per a estudiants que, tot i això, destacarien entre altres d’aquelles promocions en l’exercici de la medicina, com Josep Trueta, Pedro Pons, Duran i Reynals, Dexeus i Font, o del dret, com Roda Ventura, Raimon Noguera, Lluhí i Vallescà.

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Cuando la Junta de Sanidad adoptó el acuerdo de no suspender la apertura de curso en la Universidad y escuelas especiales de Barcelona, lo mismo que de no cerrar las de primera enseñanza, el estado sanitario de nuestra población era muy distinto del de ahora y los datos a los cuales se atuvo no aconsejaban, de momento, una medida tan radical. Pero desde entonces las cosas han cambiado no poco, y sin que haya lugar para los pesimismos y alarmas a que cierta parte del público se entrega, lo hay para ver el problema según otra disposición y aplicarle soluciones o remedios de los cuales se había desistido. No hay motivo para esa alarma porque si bien se nota algún incremento relativo, alguna diferencia en la mortalidad de Barcelona comparada con la de los años normales en la misma época, ese incremento no guarda relación con el grandísimo número de atacados de la epidemia gripal que se ha registrado en los últimos días y permite, por lo tanto, calificar de benigna, por ahora, a la dolencia tal como se presenta en esta ciudad. Pero esa benignidad actual, que reconocemos en términos generales, no debe tranquilizarnos del todo ni mucho menos ser obstáculo a las medidas de previsión, harto descuidadas hasta la fecha, que urge poner en práctica y que, aun sin nuevas extensiones del contagio o sin que éste alcanzase mayor virulencia en lo futuro, se justifican ya por el mero hecho de la difusión alcanzada, esto es, por el número crecido de enfermos y de bajas consiguientes en oficinas, talleres y centros de enseñanza. Creemos, pues, que ahora se impone la necesidad de suspender inmediatamente las clases tanto para evitar aglomeraciones en extremo peligrosas cuanto para salvaguardar los derechos de una parte considerable de la población escolar, privada de aprovecharse de las lecciones, y para las conveniencias de la enseñanza misma, que padece de la anormalidad de los actuales momentos. […]

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