Baltasar Porcel 1983

Derecha y derecha

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsLa pregunta es ésta: ¿beneficiará a la derecha española la arrolladora marea de triunfos de la señora Thatcher y del señor Nakasone, de la constitución de la Internacional Conservadora, de la recuperación de la economía yanqui, etcétera, como parece creer dicha derecha, a juzgar por la euforia que estos días manifiesta? Salpicaduras del oleaje, desde luego, nos llegarán. Pero esa confianza absoluta en la coyuntura exterior, pséee… En 1945, la oposición creía que la derrota del Eje provocaría la caída del general victorioso, el cual aguantó treinta años más. También se pensaba, década atrás, que el establecimiento de la democracia en España nos abriría las puertas del Mercado Común. Aún, hace poco, se auguraba que un triunfo socialista aquí ocasionaría una inmediata colaboración francesa en materia de terrorismo. ¿Y qué? Mi gozo, en un pozo. Si la derecha nacional aspira a ganar las elecciones del 86, tendrá que trabajar mucho, muy duramente y en solitario. Los países señeros de Occidente se hallan en una situación y han seguido una trayectoria sociopolítica muy diferentes a la nuestra. Nos quedan, para alcanzarles ahora, demasiadas asignaturas pendientes. Siendo precisamente la izquierda -o el progresismo o mala conciencia que hubo en UCD- la que las pone al día, mejor o peor: reforma sanitaria, aplicación de incompatibilidades, divorcio, despenalización del consumo de droga blanda, auditorías, intransigencia ante las intentonas ultras, etcétera. La izquierda es la que, mayoritariamente, apadrina la reforma que puede equiparar nuestra sociedad a la occidental. Quedando la derecha como defensora de posiciones en general reaccionarias, o sea, de reacción frente al cambio. De esta forma, la izquierda se beneficia, más allá del atractivo que puedan ejercer sus postulados, de todo un influjo de la época. Mientras, la Internacional Conservadora ofrece, en cada país, sugerentes y novedosas alternativas. Pero hablo de derecha política. Porque la derecha sociológica se halla mucho más avanzada. El número de divorcios, pongo por caso, o de exigencia democrática o de problemas de juventud dada al porro, son más habituales entre ella -por estar más culturizada, por tener más poder adquisitivo- que entre quienes se hallan más en precario, y por tanto más a la izquierda. Una parte sustancial de la derecha sociológica se resiste a dar su voto a la derecha política por considerarla retrógrada. Hasta que no exista una fusión entre ambas, ninguna Internacional sacará a nuestros conservadores las castañas del fuego.