Juan Estelrich 1947
03/04/2019

Las marinas de Pla

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús[...]

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De todos los escritores de mi generación, José Pla me parece, sin duda ninguna, el de sensibilidad más apta y más cultivada para la percepción de lo natural y su traducción en obra de arte. Un bosquejo, una pintura de Pla consiste en esto: la vista de la realidad -un paisaje, una escena, un momento vital- con ojos de naturalista; la expresión de esta realidad por medio de las imágenes y los demás recursos del arte poética; y un concepto general, una moraleja deducida de la realidad natural o de la comparación de esta con la experiencia humana. Cuando esto se consigue puede hablarse plenamente de sentimiento de la naturaleza. Esta se concibe entonces como el paradigma de la existencia en la intensidad y profundidad de su desarrollo. […] Gran parte de la copiosa obra de Pla nace de su sentimiento de la naturaleza. No hay paisaje ni espectáculo -campestre, urbano, montañés, marítimo- que no haya excitado su rica sensibilidad. En su reciente libro Cadaqués -en catalán- abundan, que es maravilla, las páginas descriptivas de los espectáculos del mar y de la costa. Fue siempre Pla un pintor de “marinas” inagotable. […] ¿Quién podría contar las obras maestras de este género, desde las antiguas de Homero y Virgilio, pasando por las renacentistas de Camoens y las románticas de Michelet y Víctor Hugo, a las más recientes de Conrad y Kellermann? La moderna literatura catalana cuenta con las heroicas de Verdaguer, las clásicas de Costa y Llobera, las líricas y familiares de Maragall, las realistas y “llenas de alma” de Ruyra. En nuestros días es Pla indiscutiblemente el maestro sin par de las “marinas”. Manipulando todo lo referente al mar, exhibe José Pía una virtuosidad prodigiosa. Esbozos, croquis, paisajes extáticos, cuadros de gran movimiento. Notaciones táctiles, auditivas, olorosas y de color. Los distintos efectos de los vientos. Ved ahí. Sin orden ni composición, al azar de cada momento vivido: la gracia del airecillo matinal, el mar inmóvil como estaño fundido, la bruma en los horizontes lejanos, el rebaño de las olas, la bahía igual que un lago o bien sacudida por la borrasca, las “calmas” de enero, la mar nebulosa, la lluvia sobre el mar y sobre el puerto, el litoral en verano, las transparencias del paisaje submarino, el “renta-botes” de septiembre, el mar cuando se pone el sol tras los montes, la llegada de la noche con las languideces del crepúsculo y, luego, en una serie de exquisitos nocturnos, el mar y el puerto durante la noche, los olores de los cargamentos y el claro de luna a la madrugada. […]