Miguel Maura 1936
20/07/2017

Nos equivocamos…

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Nos equivocamos…

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsLos republicanos que colaboramos en el advenimiento de la República, aquellos que tuvimos el honor -lo digo hoy, como ayer, con plena satisfacción interna- de guiar sus primeros pasos desde el Gobierno Provisional, tenemos la obligación sacratísima de salvarla y, por añadidura, la de no defraudar, con engaño que sería criminal, al país, dejando que se consume su ruina por el empeño mezquino de nuestro amor propio de no reconocer los errores cometidos, o de no prestarnos a rectificarlos. Cuando lo que está en tela de juicio es la vida misma de España, cuando la sombra de la anarquía y de la ruina pasa por delante de las miradas atónitas o enfurecidas de los españoles, no hay consideración alguna que tenga rango de primacía sobre el indeclinable deber de acudir al remedio arrollando cuanto estorbe. […] Nos equivocamos cuando, atentos a circunstancias del momento o a conveniencias minúsculas de los gobiernos, consentimos y estimulamos el relajamiento de los resortes de la autoridad y con él el desprestigio de los órganos encargados de mantenerla, en vez de considerar el mantenimiento inflexible del orden público, como norma obligada y común a todos los partidos del régimen. […] Es inútil emplear eufemismos cuando se está ante una realidad notoria: dictadura republicana se llama esa solución que postulo. Es indiferente que a ella se arribe a través de fórmulas de plenos poderes otorgados por las Cortes -suponiendo que los otorguen- o derechamente y sin rodeos. Cuanto mayor y más claro aparezca el deseo de abrir una nueva etapa de la vida del régimen, mayor será la autoridad del Gobierno que nazca. […] Dictadura republicana; pero, ¿quién o quiénes han de ejercerla? La mayor catástrofe que podría sobrevenir a España es que esa dictadura fuera unipersonal o partidista. No: la dictadura que España requiere hoy es una dictadura nacional apoyada en zonas extensas de sus clases sociales. […] Esta y no otra es la solución que España tiene ante sí para los males que padece. ¿Se juzga aventurada o excesiva? ¿Sigue prevaleciendo en el ánimo de los responsables dirigentes del Estado el prejuicio de conservar la apariencia de respeto a principios que de hecho vienen ellos mismos violando o atropellando día tras día? ¿Se anteponen esos prejuicios u otra clase cualquiera de escrúpulos al interés supremo de la República y de España? ¡Ah! Pues si tal acontece, nadie se forje ilusiones engañosas. “De fuera vendrá quien de casa nos echará”.

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