El cajón del populismo

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsGlobalmente, el término populismo se ha hecho popular. Es un cajón de sastre, donde cabe todo. Es equívoco y adaptable a casi todas las corrientes políticas. Lo mismo sirve para referirse al francés Jean-Marie Le Pen que al venezolano Hugo Chávez, el italiano Silvio Berlusconi o el boliviano Evo Morales. Y puede emplearse tanto para oponerse a la inmigración en un mundo que se ha hecho pequeño, como para negar el proceso de construcción europea, cada vez más grande. En Venezuela se usa para definir el socialismo del siglo XXI, en Europa, para protestar también contra la elite. […] ¿Cómo se puede definir el populismo? El populismo no se define por una teoría política bien definida, ni por un proyecto económico y social al que le cuadren los números, ni tampoco por una utopía revolucionaria. ¿En qué se parecen, por ejemplo, los populismos latinoamericanos, que se quieren humanistas, al lepenismo, que no es precisamente un humanismo? El populismo es un sincretismo, como afirma Pierre-André Taguieff, que puede combinar la contestación con el autoritarismo y la dimensión identitaria ( L’illusion populiste, Champs-Flammarion, 2007). Y Jean-Pierre Rioux, que ha coordinado un trabajo de varios especialistas, afirma que “el populismo es el arte y la manera de invocar a un pueblo incondicionalmente” ( Les populismes, Perrin, 2007). El populismo, que no distingue entre latitudes o regímenes políticos, sean estos autoritarios o democráticos, se ha globalizado por distintas razones. Si la razón del populismo es la crisis identitaria, Francia no tiene la exclusiva. En Holanda, los populistas del Partido por la Libertad (PVV) han abierto el melón de la identidad en el país que ha sido uno de los primeros en Europa donde políticos surgidos de la inmigración han ocupado cargos en consejos municipales o escaños en el Parlamento. […] Los populismos se alimentan de diversas maneras. Unos nacen de la desigualdad social, como sucede en América Latina; otros, del rechazo del extranjero, según se demuestra en Europa. […] ¿Es esta ilusión populista una fiebre pasajera ligada a intereses electorales o un proceso que subraya la crisis de las democracias representativas? Los partidos tradicionales, para hacer frente al populismo, también caen en la tentación populista. […]