La noche de San Juan

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús[...]

No bien anochece, mucho de lo viejo y carcomido se transforma en brillo de fuegos, y las diversiones, en espectáculos de risas y policroma luz. Un embriagante y contagioso júbilo se apodera de las multitudes. Es la noche escogida para el bullicioso desvelar, que alterna lo religioso con lo profano. Noche de característica especial, en que lo maravilloso consiste en esa enigmática y general coincidencia para toda ruidosa y animada diversión. Las hogueras, cual florecimiento de pasiones en el agitado corazón del mundo, se convierten en gigantescas antorchas, llameantes y resplandecientes, alumbrando el infinito. En campos y aldeas la juventud baila y canta alrededor de las voraces lenguas. Todo el resplandor trasciende los saludables perfumes de las hierbas y ramas campesinas, más olorosas y penetrantes que el de los inciensos y mirras rituales. Son cuadros pintorescos que no han perdido su encanto ni su antiguo sabor supersticioso. Todavía en el ambiente rural, muchos saltan la hoguera para que la suerte no les sea adversa. Así lo hacían en la antigüedad griegos y romanos en las fiestas denominadas “Lustraciones”, celebradas al granar las mieses. Era cuando se reunían con los pastores a fin de que en los festejos que en homenaje a la diosa Palas celebraban, no escasearan las hogueras de heno, que saltaban afanosos de expiar sus faltas, sin intimidarles la idea de que pudieran morir abrasados. […].